Para la realización de este estudio, se han tenido en cuenta diferentes factores como el tráfico, la seguridad vial, la accesibilidad, la rapidez, la calidad de la información del pasajero, el precio o la comodidad. Y una vez analizados todos ellos, la principal conclusión del informe es que el vehículo privado es más caro que el tren, el autobús o el avión, debido a que "deben sumarse los costes de combustible, peajes, adquisición, mantenimiento y seguro". En total, el automóvil "tiene un coste tres veces más alto que el transporte público", según han explicado los responsables del estudio.
Con respecto a esta conclusión, desde la Asociación Francesa del Transporte se ha abogado por la realización de una campaña que "informe a los conductores acerca de los costes reales que conlleva la utilización de un coche, más allá de los costes aparentes". El presidente de la Federación Nacional de Usuarios del Transporte de Francia, Jean Sivardière, ha asegurado que "al no disponer de esa información, el transporte público resulta menos atractivo para los usuarios, de ahí la necesidad de realizar esta campaña por parte de autoridades, operadores, asociaciones y medios de comunicación".
El transporte analizado
La hipótesis empleada en este estudio ha sido la de un viaje de larga distancia realizado en cuatro modos de transporte: el vehículo privado, el coche compartido, el tren y el avión (incluyendo las aerolíneas tradicionales y de bajo coste).
En función de las diferentes variantes que se han tenido en cuenta a la hora de realizar este análisis, los resultados han revelado que "realizar este viaje en vehículo privado supone un coste de 19 céntimos de euro por kilómetro; en coche compartido, cuesta cuatro céntimos por pasajero y 26 para el propietario; en autocar, el kilómetro tiene un coste de siete céntimos; este mismo viaje en tren, el coste se sitúa en 11 céntimos; mientras, en avión los pasajeros tendrán que pagar 15 céntimos en una compañía tradicional y seis en una de bajo coste".