La propuesta fue adoptada por la Comisión Europea en diciembre de 2011. Esta se basaba en tres puntos: la introducción de un nuevo método para medir el ruido, la adopción de los límites de ruido en dos fases (en el caso de autobuses y autocares, cada fase implicaría una reducción de 2 decibelios) y establecer un marco para abordar el problema que se deriva de los vehículos prácticamente silenciosos.
Votación de la cámara
Los eurodiputados se decantaron por el endurecimiento de los límites de ruido en coches y por mantener los niveles para vehículos pesados de la carretera. Sin embargo el proceso legislativo europeo continúa en marcha y la negociación sigue abierta. Si el Consejo aprueba la posición del Parlamento, se aprobará la propuesta de normativa. Si por el contrario la rechaza, ambas instituciones seguirán negociando.
