La jornada de huelga, que según fuentes de Tuzsa transcurrió con normalidad -con un porcentaje del 63,6% de apoyo a la misma por parte de aquellos trabajadores no afectados por los servicios mínimos-, fue, principalmente, producto de la demanda de una mayor seguridad para los choferes y la mejora de la comunicación en caso de emergencia, debido a las últimas agresiones registradas durante el cumplimiento de varias rutas.
El comité de empresa, por su parte, ha advertido sobre la posibilidad de volver a repetir las movilizaciones durante la festividad de El Pilar, en el caso de no recibir respuesta a las peticiones formuladas. Como es habitual en estos casos, la valoración de la jornada de huelga fue muy dispar para empresa y sindicatos, quienes cifraron en un 99% los trabajadores que secundaron el parón (del 40% del total de la plantilla exento del servicio mínimo impuesto).
Impotente a la persistencia de agresiones recibidas por los conductores del servicio de transporte urbano zaragozano, el comité de empresa alegó haberse sentido empujado a la convocatoria de huelga, por lo que lamentó los perjuicios causados a los usuarios.
Posturas distantes
Los acuerdos correspondientes al próximo convenio colectivo han dado comienzo envueltos en un clima, si cabe, poco propicio, teniendo en cuenta las ya de por sí discrepancias iniciales entre ambos colectivos. Mientras que los empleados ponen sobre la mesa una subida del IPC para conductores e inspectores, más 90 euros en el salario base, la empresa acepta el IPC más un incremento de nueve puntos pero en un plazo global de 6 años.
