El estudio –que analiza las condiciones de consumo del mercado de VO en la Unión Europea- muestra que aunque el precio es lo que más pesa en la decisión de compra al ser lo más valorado para dos tercios de los compradores, ya no basta con encontrar una solución de movilidad “que me lleve y me traiga” sino que entran en juego factores relacionados con el estado del coche, lo que pone de manifiesto que hay cada vez más conciencia de que en la carretera “lo barato puede salir muy caro”.
En este sentido, la preocupación por la mecánica del coche es un requisito que los españoles nos tomamos mucho más a pecho que la media europea, donde es un factor decisivo únicamente para el 27% de los compradores. No es de extrañar que así sea, si tenemos en cuenta que más de la mitad de la oferta de VO de nuestro país se concentra en vehículos muy rodados de más de diez años.
Precisamente porque la edad media de la oferta es muy elevada, sólo el 18% de los españoles destaca la antigüedad como requisito imprescindible para realizar la compra, frente a la cuarta parte de los europeos, pues se ven obligados a “ceñirse a lo que hay”. Cuando se trata de la marca, el 26% de nuestros compatriotas reconoce que es un factor decisivo para lanzarse a la compra, en línea con el 27% de los europeos.
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