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El transporte y la energía están condenados a entenderse

lunes 06 de junio de 2016, 07:00h
El transporte y la energía están condenados a entenderse
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Esta y otras conclusiones se derivaron de la celebración de la Asamblea General de la Colaboración Europea en Innovación para las Smart Cities celebrada en Holanda.

No se entiende el uno sin la otra, a pesar de que el primero intente, desde que el mundo es mundo, de reducir su dependencia de la segunda al mínimo posible. Es evidente que los planteamientos futuros en ambos casos deben tener una estrecha relación, si es que se quiere conseguir los objetivos de sostenibilidad diseñados por todas las Administraciones del planeta.

Un nuevo escenario de esta ‘entente’ se produjo hace pocos días, en Eindhoven, con motivo de la Asamblea General de la Colaboración Europea en Innovación para las Smart cities, evento organizado bajo el auspicio de la Comisión Europea y la presidencia holandesa de la UE, al que asistieron 450 expertos entre alcaldes, consejeros delegados de grandes compañías y ponentes del más alto nivel para discutir futuras oportunidades de inversión y financiación para los múltiples proyectos emprendidos.

El vicepresidente europeo encargado de la Energía, Maros Šefcovic, declaró que “la experiencia de primera mano aportada por los alcaldes indica que las nuevas tecnologías disruptivas están borrando los límites globales entre la energía, el transporte, lo digital y la economía circular. Las ciudades son el marco donde el caucho se encuentra con la carretera, y donde primero se están rompiendo las políticas tradicionales. Una iniciativa como la innovación colaboradora a nivel europeo para comunidades y ciudades inteligentes se ha creado para ayudar a dichas urbes a hacerlo realidad”.

Y claro, en la misma línea, la comisaria de Transportes, Violeta Bulc, añadió que “un aire más limpio, unas redes de transporte más seguras o un tráfico menos congestionado son solo alguna de las razones por las que el desarrollo de smart cities es tan importante. Para la Comisión, es fundamental la simplificación del acceso a la financiación, así como su socialización. Queremos que haya más dinero en movimiento para los mejores proyectos que puedan aplicarse en las ciudades europeas, y que luego se puedan exportar”.

Ya está en marcha la colaboración entre 70 ciudades, regiones y empresas para avanzar en soluciones innovadoras en el campo de la electromovilidad

Así, este ‘partenariado’ comunitario para las ciudades y las comunidades inteligentes colabora con 4.700 socios de ciudades europeas, empresas, organizaciones de investigación y otras entidades emergentes en este mercado global. Según las instituciones comunitarias, tanto las ciudades como las comunidades juegen un papel esencial en la transición energética del continente, la cual no solo está proyectada, sino que ya ha iniciado su camino. Un camino que no tiene vuelta atrás, y que sentará las bases de la sostenibilidad futura de nuestras ciudades.

Conciencia medioambiental

La conciencia medioambiental ha tardado mucho en llegar, pero es cierto que ha arraigado con fuerza en todas las Administraciones, desde el ámbito más local al supranacional. Por eso, cuidar el entorno se ha convertido en algo prioritario, lo que a su vez concede un papel protagonista a la correcta gestión de la movilidad de personas y mercancías.

Y todo el mundo parece coincidir en que alinear esfuerzos entre la Administración pública y la iniciativa privada es la mejor forma de alcanzar soluciones innovadoras a gran escala, especialmente en el campo de la relación entre la energía, el transporte y la tecnología.

En este sentido, la comisaria anunció que se sigue trabajando en implementar las herramientas necesarias para que el desarrollo sea el más correcto, como es el caso de EIB Elena, que concede asistencia técnica a las ciudades que quieran crear proyectos innovadores de inversión a gran escala sobre transporte y energía urbana, y que estará dotado de 50 millones de euros tanto este año como el que viene. Esta es una de las cosas que en Europa se están haciendo bien: se plantea un marco financiero antes de lanzar la solicitud de esfuerzos a los países miembros y a las ciudades. Parece lo lógico, pero como no siempre sucede así...

Tanto la Comisión como el Banco Europeo de Inversiones parecen dispuestos a poner de su parte para ayudar a las ciudades que lo necesiten. Y algunos ya han tomado la iniciativa, como el Gobierno holandés, anunciando que en el año 2025 todos los autobuses de transporte público estarán libres de emisiones, apuesta muy aplaudida por la Comisión y aprovechada para animar al resto de regiones a apostar por las propulsiones alternativas.

Otra cuestión que ya está en marcha es la colaboración entre 70 ciudades, regiones y empresas para avanzar en soluciones innovadoras en el campo de la electromovilidad. De momento, se circunscribe al ámbito de los autobuses, pero la distribución urbana está en el horizonte.

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