Quizá el modelo de autocar más representativo de la marca fuese el Autocar Citroën U23. Carrozado por Besset en 1947, tomando como base un camión Citroën U23, estaba impulsado por el motor del Traction de 11 CV y tenía capacidad para 20 personas sentadas y otras 8 de pie. Durante la Segunda Guerra Mundial, Citroën desarrolló también un tractor con 7 CV y cuatro ruedas motrices, el Type J. Antes, la marca ya había producido pequeños tractores agrícolas derivados del Tipo A, el primer automóvil Citroën fabricado en serie.
Alta competición
Unos años más tarde, en 1965 se gestó la incursión de Citroën en circuitos de alta competición. Fue de la mano de Maurice Emile Prezous, un ingeniero propietario de un concesionario de la marca. Prezous decidió crear su propio monoplaza de carreras basándose en los automóviles que él mismo vendía. De este modo, nació el MEP X1, una primera versión que evolucionó hasta el MEP X2, capaz de alcanzar los 190 km/h. Fue en 1971 cuando la marca decidió dar el paso y trabajar en el diseño inicial dando a luz el Citroën MEP X27, que tomó como base el conjunto motor/caja de cambios del Citroën GS y que alcazaba los 200 km/h. Se llegaron a fabricar 80 unidades de este modelo, que se pudo ver sobre los circuitos hasta 1975.
Quizá el modelo de autocar más representativo de la marca fuese el Autocar Citroën U23
Aunque, sin duda, el diseño más atrevido y que mejor demuestra la capacidad innovadora de Citroën es el Citroën RE 210.
Este biplaza tenía la potencia, calidad y confort de otros modelos. La gran peculiaridad que atesoraba era que no era un coche sino un ¡helicóptero! En lugar de recorrer las carreteras surcaba los cielos, desde que en 1975 efectuase su primer vuelo. Se encuentra conservado en perfecto estado en el Conservatoire Citroën, en Francia.