Alejandro Cercas realizó, de entrada, un ejercicio de honestidad: "El problema que tenemos los políticos es que el contacto con la realidad es muy débil. Bruselas está muy lejos", reconoció. El experto en temas laborales relató el "largo periplo" que está significando incluir a los autónomos en la directiva sobre tiempos de trabajo. "La idea era aplicar una competencia leal", explicó, "pero aparecieron todo tipo de nubes". Ante esa realidad, realizó un informe de iniciativa propia, que establece la conveniencia de la "inclusión definitiva de los autónomos". "No se puede construir Europa si no hay unas reglas claras y justas que generen una competencia leal", aseguró, si bien reconoció las limitaciones de "pedir normas perfectas cuando hay 27 países con 21 idiomas distintos". "Si la postura es ‘queremos una Europa perfecta o no queremos Europa’, os vais a quedar sin Europa", enfatizó.
Por su parte, Delgado reconoció que "hablar de dar soluciones a las empresas en el tema de la jornada laboral es una utopía", aclarando que sólo podía referirse a la forma en que su empresa ha afrontado el reto: rediseño de rutas, flexibilización de las jornadas y utilización de ‘rutas espejo’, cambiando el conductor y la plataforma en puntos estratégicos. El objetivo: que el camión nunca circule en vacío. Delgado habló de los aspectos negativos del RD 902 - la falta de consenso, la no inclusión de los autónomos, con sus efectos sobre la competencia, y la falta de un período transitorio para la adaptación de las empresas- y de los positivos, destacando el haber conseguido acercar la jornada de los conductores a la de otros sectores. "Hay que trabajar en común con los sindicatos, deben conocer la realidad del Sector para flexibilizar su postura", reflexionó.
Un tema de entendimiento
Miguel Pereira ofreció un breve repaso al Primer Acuerdo General para las empresas de transporte, y se refirió a la necesidad de contar con un segundo acuerdo, cuya negociación se ha visto empantanada por las dificultades que está presentando en la regulación europea la directiva sobre las jornadas de trabajo. "Mientras no haya consenso sobre la totalidad del texto, no habrá acuerdo", explicó. Por ello, Pereira hizo un llamado a la flexibilidad de las partes. "Estoy convencido de que en el ánimo de los representantes sindicales se encuentra el deseo de pervivencia de las empresas", aseguró. "Queremos que el Segundo Acuerdo sea tan bueno como el primero. Para ello habrá que ceder. El mejor acuerdo es aquel que deja algo insatisfechas a ambas partes".
Margalló comenzó reconociendo que la normativa muchas veces se incumple, y se dan problemas de competencia desleal, pero expresó su confianza en que podrán encontrar "un enfoque real de la misma, para que sea razonable y aplicable". Margalló se refirió a la importancia de la corresponsabilidad para compaginar trabajo y descanso, y alcanzar así un compromiso entre las partes. "Necesitamos que la parte empresarial gestione su actividad con responsabilidad social", aseguró. También se refirió a la importancia de ver las cosas desde distintos ángulos. "La mejora de las condiciones de los trabajadores tiene que ir acompañada de la viabilidad de la empresa".
"Nos guste o no nos guste estamos condenados a entendernos", fue la frase de partida de Manuel Guerrero, quien enfatizó la necesidad de llegar pronto a un acuerdo, para lo cual es fundamental "no olvidar el aspecto social"." Debe haber una cohabitación armónica entre empresas, gestores y trabajadores", agregó. Para Guerrero el primer acuerdo "fue bueno en su momento, pero hay que reactualizarlo", incluyendo más temas sociales y reforzando la prevención de riesgos laborales en el Sector. "La transposición de la directiva no ha sido muy afortunada. Por eso, si hay que cambiar las cosas mejor las cambiamos nosotros, y que no vengan de afuera y nos las cambien". Sea como sea, Guerrero terminó su presentación con una reflexión esperanzadora: "Si el primer acuerdo marco ha sido bueno, el segundo será mejor aún".
