Después de ayer, ya se han dejado atrás los proyectos presentados, los incontables anuncios y el sinfín de problemas acaecidos antes, durante y después de la construcción. El único problema es que de un total de diez oficinas de venta de billetes, una superficie de 25.000 m2 y una zona comercial que tiene la estación, sólo estrán en funcionamiento las 32 dársenas y en todo aquello que tenga que ver con el tránsito de viajeros, es decir, que la zona comercial o el hotel construido permanecerán cerrados a la espera de su legalización.
Aproximadamente un millón de personas entre residentes y turistas utilizarán esta nueva estación a lo largo del año y se calcula que su apertura evitará la entrada en el casco urbano de unos doscientos autobuses diarios. Por su parte, Antonio Pérez, portavoz del ejecutivo municipal, resaltó la trascendencia que tenía para la ciudad la puesta en marcha de unas instalaciones "que ansiaba la localidad desde hace treinta años". La puesta en marcha se hará de forma gradual, es decir que en un plazo de más o menos un mes se espera que todos los autobuses de esta localidad operen a través de esta estación, sustituyendo así a las dos paradas que están situadas en la Avenida de Europa y la Avenida de Jaime I. Hasta finales del próximo mes de noviembre, los servicios regulares combinarán su parada en la estación de Benidorm con las que hay actualmente en el centro de la ciudad y a partir de principios de diciembre se establecerá como única parada la nueva estación que será el punto de llegada y salida de todos los servicios, tanto provinciales como regionales, así como de largo recorrido nacionales e internacionales, que gestionan las compañías que operan desde Benidorm.