En España, durante el año pasado, hubo 2,7 millones de personas que utilizaron el autobús como medio de transporte. La mayoría de ellos, un 91%, lo hicieron para realizar trayectos cortos en áreas urbanas y metropolitanas, que son las zonas con mayor movilidad en el país. El resto de los usuarios optaron por viajes de larga y media distancia (9%). Según Autobuses de España en su página web, la distancia promedio del viaje es de 187 kilómetros. Rafael Barbadillo, presidente de la Confederación Española de Transporte en Autobús (Confebus), destaca que a la gente le gusta utilizar el autobús como medio de transporte. Además, añade que ha sido relegado en el ámbito del transporte de larga distancia.
"Las fotos, las inauguraciones y todos los focos son acaparados por el tren. Sin embargo, según Alberto Cillero, director de Estudios y Licitaciones de Alsa, es importante tener en cuenta que el tren no llega a todas las poblaciones y ambos medios de transporte son necesarios. Para lograr una movilidad sostenible, el autobús y la transición acelerada desde el coche individual juegan un papel clave", añade. Los contratos estatales de gestión del servicio de transporte público de pasajeros por carretera cubren un total de 68.574 kilómetros repartidos entre 2.403 poblaciones pertenecientes a 1.840 municipios en todo el país.
Hay casi 60.000 autobuses circulando por las carreteras de la península ibérica
Además, hay casi 60.000 autobuses circulando por las carreteras de la península ibérica. Estas cifras se suman a las líneas regionales, creando una red muy extensa. "Nosotros no somos el problema, pero somos conscientes de que tenemos un desafío por delante", señala Barbadillo. Y ese desafío tiene un nombre: descarbonización.
Los medios de transporte en España son responsables del 26% de las emisiones totales del país, generando más de 30 millones de toneladas de CO2 que contaminan la atmósfera, según estimaciones. Para cumplir con la hoja de ruta establecida por Europa y reflejada en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, será necesario reducir esta cifra.
Debemos aumentar nuestra cifra de viajeros en casi un 40% para el año 2030
En el verano de 2023, se dio a conocer el último borrador que establece la meta de reducir las emisiones totales brutas de gases de efecto invernadero (GEI) de 309,8 MtCO2eq en 2019 a 194,6 MtCO2eq en 2030. Esto implica que el sector del transporte debe disminuir la intensidad de sus emisiones de GEI en un 16,6%, superando el requisito del 14,5% establecido por la Unión Europea. "Esto significa que debemos aumentar nuestra cifra de viajeros en casi un 40% para el año 2030, lo mismo ocurre con el tren", señala Cillero. "No se trata de comparar, sino de trabajar juntos para ofrecer soluciones de movilidad realmente atractivas para las personas", advierte.
El mayor número de gramos de CO2 por pasajero lo acumulan los aviones, las furgonetas y los coches. Por otro lado, el menor número de emisiones es liderado por el tren y el autobús. Según un estudio realizado por la Junta de Andalucía, recorrer un kilómetro en un coche contamina tres veces más que hacerlo en un autobús.
Tras analizar 250.000 datos, se concluye que los autobuses urbanos emiten 0,049kg de CO2 por kilómetro y por pasajero. Esta cantidad se reduce a 0,032kg de CO2 en los autobuses interurbanos, según la misma fuente. Por otro lado, la Agencia Europea del Medio Ambiente afirma que los coches de combustión generan alrededor de 0,143kg de CO2 por kilómetro y por pasajero.
En su camino hacia las cero emisiones en 2050, la Comisión Europea ha establecido objetivos estrictos para todos los sectores económicos, ya que los números actuales no son suficientes para Bruselas. Para el período 2030-2034, se espera una reducción del 45% en las emisiones de CO2 de los autobuses y camiones grandes, seguido de un 65% para 2035-2039 y finalmente un 90% a partir de 2040. Además, se exige que los nuevos autobuses urbanos reduzcan sus emisiones en un 90% y se conviertan en vehículos de cero emisiones para el año 2035. El directivo de Alsa advierte que no solo se trata de transformar la flota, sino también de incentivar su uso y captación para atraer a más pasajeros al transporte público, con el objetivo de reducir las emisiones de movilidad y otras externalidades como la congestión.
La Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitano asegura que es necesaria financiación para esta ambición, ya que la flota española de autobuses se mueve entre el diésel, la gasolina, algún híbrido y unos pocos más eléctricos. Desde Confebus van más allá y piden neutralidad tecnológica.
Según los datos de Transport & Environment (T&E), en España, solo cuatro de cada cien autobuses son cero emisiones. Esta cifra está muy lejos de la tasa de penetración en otros países europeos como Países Bajos, donde supera el 80%. "En este momento, no es posible cubrir las rutas fuera del entorno urbano con una energía distinta a los combustibles actuales. No hay tecnología disponible", agrega. "No podemos electrificar toda la flota de golpe, debemos lograr que los viajeros privados se trasladen al autobús y así reducir las emisiones. Es el camino más rápido", explica Barbadillo.
«Los combustibles sintéticos y de huella cero, como el e-fuel o biogás, son la otra ruta de incorporación de nuevos combustibles», señala Cillero. «En esta transición, los biocombustibles son clave, ya que el hidrógeno está todavía lejos y los autobuses eléctricos actuales no permiten completar las rutas actuales en la larga y media distancia», agrega.