CITYlogin, empresa de distribución urbana sostenible de mercancías, surgió a raíz de las restricciones de acceso a los centros urbanos de las grandes urbes. Hoy en día, el 30% de su flota son vehículos ecológicos, sin problemas para acceder al centro de las ciudades. "Intentamos posicionar este tipo de vehículos respetuosos con el medioambiente en todas las operativas en las que la corta autonomía de estos vehículos nos permite trabajar con garantías", subraya, Daniel Latorre, director de Desarrollo de CITYlogin.
Asegura que el motor eléctrico es la única alternativa posible para los próximos años. "La diferencia será el vector energético que alimenta ese motor". En su opinión, y sin lugar a dudas, el futuro pasa por la pila de hidrógeno en sustitución a las baterías actuales. La velocidad de recarga y el aumento de su autonomía serán los factores que avalarán este cambio.
Con ello se soluciona prácticamente todos los problemas del coche eléctrico tradicional, pues el tiempo y proceso de repostaje es similar al de un coche tradicional, y en cuanto al repostaje, bastaría con añadir un depósito y surtidor adecuado junto a las estaciones de servicio convencionales.
El proceso hacia la distribución urbana de mercancías 100% sostenible es complicado, en primer lugar por la rentabilidad a corto plazo de los vehículos eléctricos, que aún no es comparable con la de los diésel. "Es cierto que la oferta de los eléctricos mejora cada día, tanto en precio como en autonomía, pero aún hay un largo camino por recorrer".
A este respecto, recuerda Daniel Latorre que el uso de vehículos de bajas emisiones, y especialmente en el caso de los vehículos eléctricos, se ve dificultado por 3 tipos de restricciones: las técnicas, principalmente en cuanto a la capacidad de carga y a la autonomía; su elevado coste y escasa disponibilidad y los plazos de entrega. Tres hándicaps para las empresas del sector.
En su opinión, hasta disponer de vehículos con la flexibilidad de los tradicionales a combustión, "debemos afinar mucho en el estudio de las operativas, en la selección del vehículo y en el desarrollo de infraestructuras de última milla, como hubs de proximidad, que puedan ayudar a mejorar los procesos de distribución".
"La clave es disponer de una infraestructura que habilite la utilización de vehículos de menor dimensión, incluso de "andarines" que puedan realizar el reparto. No es algo nuevo. Históricamente ya existían oficinas postales en los centros de las ciudades, y desde esos puntos los carteros realizaban el reparto andando, en bici o en motocicleta".
El crecimiento del ecommerce ha provocado esa misma concentración por zonas desde los denominados hubs de proximidad, optimizando recursos y colaborando con los ayuntamientos de las distintas ciudades.
"Este reto implica alcanzar la sostenibilidad tanto a nivel económico como medioambiental".
