¿Es que no hemos aprendido nada? Parecía que todo el mundo estaba de acuerdo en que al transporte público se le demonizó cruel e injustamente durante los primeros días del confinamiento, señalándole como presunto foco de contagio cuando, con el paso del tiempo, se ha demostrado el tamaño de tal falacia. Tanto es así, que los dirigentes han pedido disculpas (a su manera) por aquellas declaraciones mal dirigidas, y se han articulado campañas de apoyo al Sector para intentar paliar (que no compensar) el daño que se pudiera haber hecho entonces. Volvemos a las andadas Sin embargo, a las primeras de cambio, volvemos a las andadas. Las únicas excepciones a la retirada de las mascarillas en espacios interiores son el transporte público y los centros sanitarios. Y nada más. Es increíble que, después de dos años, se vuelva a poner en tela de juicio la seguridad del transporte colectivo, que ha hecho todo tipo de esfuerzos (e inversiones) para cumplir con las normativa y seguir prestando el servicio de manera segura. Un dedo acusador tan injusto como el de hace dos años, pero que ahora tiene algún tinte de mala intención, con desconocidas intenciones. El desconocimiento inicial ya no se puede alegar. Por desgracia, vamos a tener que seguir esperando esa ansiada nueva normalidad en el Sector. A quienes sean los responsables de este dislate, gracias por nada. Que le sea útil. Es nuestro mayor interés.