Es el caso de EIT Urban Mobility, una iniciativa del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EI), que en su estudio ‘Regulación de acceso de vehículos urbanos’ (en el que ha colaborado Abertis Mobility Services), ha analizado las acciones llevadas a cabo en Londres, Milán y Barcelona. Se centran en las consecuencias que han tenido en estas grandes urbes las zonas de bajas emisiones. Ellas fueron pioneras en restringir el tráfico en el centro urbano, algo que será obligatorio en las ciudades europeas de más de 50.000 habitantes dentro de muy poco. Parten de la base de que las zonas con restricciones al tráfico de vehículos en las ciudades europeas han aumentado un 40% en los últimos tres años, pasando de 228 en 2019 a 320 en 2022. Según Christian Barrientos, director general de la división de Abertis, "el despliegue de zonas de bajas emisiones es un primer paso para reducir la contaminación y mejorar la calidad del aire en las ciudades. Sin embargo, una vez que todos los coches se hayan renovado por vehículos eléctricos y más limpios, la congestión del tráfico reaparecerá". Fomentar un verdadero cambio Por eso, considera que "siguiendo los ejemplos de Milán y Londres, se puede fomentar un verdadero cambio de comportamiento y convencer a los ciudadanos de que dejen sus coches en casa y utilicen medios de transporte más sostenibles y eficientes”. Maria Tsavachidis, CEO de EIT Urban Mobility, afirma por su parte que “las normativas sobre el acceso de los vehículos urbanos están resultando cruciales para las ciudades en su camino hacia la movilidad cero emisiones en toda Europa y fuera de ella. El creciente número de iniciativas diversas, como las zonas de bajas emisiones, las zonas de cobro por congestión y otras, exigen la participación activa de las partes interesadas y los ciudadanos, así como la comunicación adecuada de los objetivos de estos modelos. Este estudio de buenas prácticas pretende mostrar las soluciones que funcionan, de forma que sirva de aprendizaje de a otros países y conduzca a una mayor aceptación y a un cambio sostenible para nuestras ciudades”. Ciudades más atractivas y habitables Además de reducir la contaminación atmosférica y la congestión, las zonas de restricción de tráfico aumentan el atractivo de las ciudades y mejoran la habitabilidad en las zonas urbanas mediante la gestión del espacio público. Milán y Barcelona son buenos ejemplos de una clara identificación de los objetivos y medición del impacto. Reducir el número de vehículos privados es a menudo un objetivo asociado a las Zonas de Bajas Emisiones, en cuyo caso es adecuado pasar de ZBE al cargo por congestión para tener un impacto positivo: estimula el cambio modal, además de reducir la contaminación. En el caso de Milán, este modelo ha permitido reducir en un 38,5% los viajes diarios, más modelos eléctricos e híbridos, así reducir significativamente las emisiones. La propia ciudad decide cómo se gasta el dinero recaudado, destinando con el 75% destinado a mejorar las UVAR y el otro 25% asignado a financiar proyectos de movilidad urbana sostenible ese año. En Barcelona, la ZBE que abarca toda la ciudad restringirá gradualmente el acceso de los vehículos más contaminantes. Las medidas se aplican a los vehículos en función de su etiqueta ambiental asignada por el ministerio español. Junto con la ZBE, la iniciativa de supermanzanas asegura una mejor calidad del aire y garantiza el derecho a una buena salud en la ciudad. Desde enero de 2021, la ZBE ha impulsado la renovación de la flota en Barcelona, con sólo un 2% de vehículos que no cumple con los requisitos de bajas emisiones.