Sin embargo, según el miembro del Consejo Asesor de Ti, Ken Lyon, “cuando coinciden, pueden producirse importantes perturbaciones y nacen nuevas industrias y modelos de negocio”. En un estudio recientemente presentado (del que aportamos la primera entrega), la consultora intenta describir la próxima ola de tecnología que tiene el potencial de remodelar industrias y la propia sociedad, aunque con el foco puesto en las empresas que se dedican a la fabricación, la logística y las operaciones de la cadena de suministro. “Imagínese que fuera posible identificar cada artículo de una cadena de suministro global en cualquier momento y desde cualquier lugar, independientemente de su ubicación o propiedad, sin comprometer ninguna de sus características. Algunos ejemplos de soluciones que utilizan este enfoque ya existen en los ámbitos sanitario y farmacéutico”, apunta el estudio, aunque “esto es sólo el principio. Se trata de que cada dato sea identificable de forma única, con sus atributos, propiedades y enlaces a otros elementos que se reflejan en enormes construcciones conocidas como conocimiento distribuido. Serán la base de muchos mecanismos nuevos para entender el mundo y cómo evoluciona el comercio”. Algoritmos Los primeros ejemplos de gráficos de conocimiento son la forma en que Facebook sugiere nuevas conexiones dentro de sus redes sociales, y la forma en que Amazon es capaz de recomendar nuevos productos y servicios para sus clientes. Pero lo que está surgiendo con las tecnologías Web3 es la capacidad de los usuarios de controlar lo que ocurre con sus datos y de decidir sobre su uso. Esta transformación tecnológica no se producirá a gran escala ni el mes que viene, ni el año que viene, ni quizás en los próximos cinco años. De hecho, según Lyon, es posible que nunca gane una cuota significativa por una serie de razones, pero en algunos lugares ya está ocurriendo y va creciendo... Gracias a Internet, la mayor parte del mundo está conectada entre sí. Gracias a los teléfonos inteligentes y a la caída del precio de los semiconductores, una gran parte de la población mundial puede acceder y compartir datos al instante y a gran escala. Pero se trata de un proceso en evolución y algunos lo consideran una revolución que sólo se ha completado a medias.