Es una decisión que se considera adecuada para hacer más atractivo el servicio a la población, coincidiendo con fechas señalas, como las fiestas de la localidad, la celebración de eventos relevantes, la vuelta al cole de los niños y niñas… Pero la clave de todo esto es el término ‘puntual’. Es una acción con principio y fin, previamente fijado y por una razón concreta. El Gobierno ha aplicado esta misma tarifa cero a los usuarios frecuentes de sus líneas concesionadas, algo que el Sector ve justo, dado que el tren goza de tal privilegio, pero quizá no demasiado adecuado. Y mucho menos, si se extiende en el tiempo. El actual alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, inmerso ya en campaña electoral, ha prometido que el transporte público será gratuito para toda la población si sale reelegido. Pero, ¿por qué? Son muchas las voces autorizadas, expertos y empresarios, que han explicado en reiteradas ocasiones que el viajero no se decanta por el autobús o el autocar por el precio. No solamente, al menos. La frecuencia, el tiempo de viaje y la calidad del servicio están muy por encima de las tarifas en sus preferencias. Si a esto sumamos que el coste debe ser asumido por las arcas públicas (o, en algunos casos, por el propio empresario, como en el caso de los tres primeros usos indebidos de los bonos ya mencionados, que no se compensan), la cuenta puede ser más elevada de lo que nos quieren contar. Por tanto, antes de que se fomente el transporte público gratuito quedan bastantes cuestiones por ajustar primero. Que le sea útil. Es nuestro mayor interés.