Este es el objetivo del último artículo elaborado por Jamie Fox, analista de Interact, para lo cual su entidad ha decidido “hacer público nuestro modelo de coste total de propiedad (TCO) de camiones y autobuses. Creemos que esto dará lugar a más discusiones y debates y contribuirá a mejorar el modelo. Además, esta publicación transparente de nuestro modelo contrarrestará la desinformación y permitirá comprender mejor de dónde proceden nuestros datos”. Una iniciativa más que loable, en aras de, en efecto, poder aportar mayor claridad en el análisis de los costes y facilitar, de esta manera, la toma de decisiones. Asegura Fox que “el coste total de propiedad es menos importante para el primer 1% del mercado de camiones y autobuses, que incluirá a los primeros usuarios que quieran experimentar con una nueva tecnología, a aquellos con un deseo genuino de tomar medidas contra el cambio climático o a las compras realizadas para mejorar la imagen de una empresa. Sin embargo, entre el 5% de penetración en el mercado y el 90%, las decisiones de compra vienen determinadas en gran medida por el coste total de propiedad. Esto es especialmente cierto en el mercado de camiones, que es en su mayoría un mercado libre privado. No ocurre lo mismo en el mercado de los autobuses urbanos, que suele estar condicionado por políticas y objetivos fijados por los gobiernos municipales y nacionales”. Los BEV a menudo no ganan, a pesar de sus ventajas El artículo plantea el supuesto de tener que sustituir 20 vehículos. “La opción A es el diésel, la opción B es la batería eléctrica. Los vehículos eléctricos tienen una autonomía menor, pero eso no importa porque estos vehículos se utilizan dentro de una ciudad y recorren una media de 80 millas al día”, hablando de los buses urbanos. Estamos de acuerdo en que el vehículo eléctrico tiene un coste de adquisición mucho mayor, “pero los costes de funcionamiento son mucho más bajos. A lo largo de la vida útil del vehículo, el TCO será el mismo”. A esto se suma que “la mayoría de los conductores que han tenido la oportunidad de probar uno prefieren la versión eléctrica, ya que es más agradable de conducir, es un poco mejor para la imagen de la empresa y habrá una reducción de los olores y la contaminación en el entorno de trabajo. Así que el eléctrico tiene que ganar, ¿no?” “Pues no. Sabemos empíricamente que (la mayoría de las veces) no es así. Lo sabemos porque hemos hablado con personas que venden vehículos eléctricos. A veces, normalmente con una empresa centrada en objetivos ESG, el argumento del TCO funciona. La mayoría de las veces, no. Por lo general, los camiones eléctricos ya tienen el mismo coste durante su vida útil o un poco mejor (con variaciones sustanciales según la región, el tipo de vehículo y las particularidades de cada caso) y, sin embargo, los vehículos diésel siguen siendo la mayoría de los vehículos nuevos que se venden”. Entonces, “¿qué está pasando aquí?”, se pregunta Fox. Y lo sabremos en los próximos días.