Moscú ha alcanzado un importante hito con la incorporación del autobús eléctrico número 2.000 a las rutas de la ciudad, un vehículo ha sido ensamblado en la planta de Sokolniki y opera conectando el noroeste, centro y este de la capital rusa.
Cada vehículo reduce las emisiones de CO2 anuales en 60 toneladas
La capital rusa está experimentando un proceso por el cual los autobuses eléctricos, modernos y respetuosos con el medioambiente están reemplazando gradualmente a los tradicionales, lo que ha contribuido a una reducción de más de 60 toneladas de emisiones de dióxido de carbono por vehículo cada año. Además, un pasajero de un autobús eléctrico emite 145 veces menos sustancias nocivas que uno de un automóvil con motor de combustión interna.
Los autobuses eléctricos comenzaron a operar en las calles de Moscú en 2018, y desde entonces se han consolidado como una opción de transporte cómoda y ecológica. Actualmente, casi el 25% de la flota de transporte urbano superficial de la capital está compuesta por autobuses eléctricos fabricados en Rusia, lo que mejora la calidad del servicio y reduce el impacto ambiental.
Planes para 2030
Con miras a un futuro aún más limpio, Moscú planea adquirir 3.900 autobuses eléctricos adicionales para 2030, lo que permitirá que la mayor parte del transporte urbano de superficie funcione con energía eléctrica.
"Con la incorporación del autobús eléctrico número 2.000, estamos avanzando hacia un sistema de transporte urbano más ecológico", comenta Maksim Liksutov, vicealcalde de Moscú para el Transporte. "Para 2030, Moscú contará con 5,300 autobuses eléctricos, consolidando su compromiso con la sostenibilidad y el empleo en las regiones donde se fabrican estos vehículos".
