A veces, avanzar significa mirar atrás. Lo han hecho Mercedes-Benz Trucks y la empresa tecnológica alemana Mansio, recuperando un concepto de hace más de 150 años —el legendario pony express— para diseñar un modelo de transporte con más sentido para el presente. ¿El objetivo? Que los camiones trabajen más, y los conductores, menos. O, mejor dicho, que lo hagan con mejores condiciones y puedan dormir en su propia cama.
Este proyecto piloto, que arrancó en primavera de 2025, propone algo tan simple como eficaz: que los camiones entreguen su carga o remolque a otro vehículo en un punto intermedio del trayecto. Así, el primero puede volver a su base, ser asignado a una nueva ruta y seguir generando rendimiento para la empresa. El conductor, en cambio, puede volver a casa. Un esquema de trabajo más humano, más eficiente y más compatible con los retos actuales del transporte.
Un sistema inteligente para un sector que necesita respirar
El relevo de camiones no es nuevo en empresas grandes con depósitos distribuidos. La novedad aquí es su aplicación abierta y entre compañías distintas, gracias al software de Mansio, que actúa como una especie de cerebro logístico compartido. Recoge datos en tiempo real sobre ubicación, rutas, niveles de batería —en el caso de camiones eléctricos— y previsiones de carga. Y los conecta. Así, cada camión sabe qué hacer, y ninguno se queda esperando.
Como explica Martin Gaissert, jefe del proyecto en Mercedes-Benz Trucks, “el sistema solo tiene sentido si todo está sincronizado. Y eso solo es posible con tecnología que integre los distintos sistemas de cada empresa”.
Durante el piloto, un eActros 600 y un Actros L cubren los 1.000 kilómetros diarios entre Mannheim y Leipzig con un relevo en la mitad del camino. Cada vehículo vuelve a su punto de origen tras intercambiar remolques. Más eficiencia, menos desgaste humano y una mejor amortización de la flota.
Relevo con sentido: más descanso, menos emisiones
Además de los beneficios operativos, el sistema reduce la necesidad de que los conductores pasen noches fuera, algo que podría hacer más atractiva una profesión duramente afectada por la falta de relevo generacional. Y si los camiones son eléctricos —como en el caso del eActros 600—, también se reducen las emisiones, avanzando hacia un transporte más limpio.
La idea es tan sencilla como poderosa. Como aquel pony express de 1860, donde los jinetes se iban relevando hasta completar los 3.200 kilómetros que unían Missouri con California. Hoy el correo no viaja a caballo, pero el espíritu de colaboración sigue vivo. Y si esta vez el relevo es entre camiones, mejor aún si es entre empresas que comparten algo más que carretera: una nueva manera de mover el mundo.
