La polémica ha precedido a esta iniciativa, puesto que la Oposición ha manifestado su intención de derogar dicha norma en caso de salir elegidos para la próxima legislatura. La medida, que hasta 2010 se irá extendiendo al resto de accesos por Barcelona desde la primera y segunda corona metropolitana, se aplica sin flexibilidad, ya que se mantendrá a todas horas el límite máximo fijado, que en la primera corona es de 80 km/h y en la segunda, de entre 100 y 120. Se han instalado paneles electrónicos en los pórticos de la C-31 y la C-32 que cubren cada kilómetro de carretera, que informan de la velocidad a la que se puede conducir -entre los 80 y los 40 por hora-, en función de las variables de congestión, contaminación, meteorología o siniestralidad. El límite variará de 10 en 10 km/h y los conductores dispondrán de un kilómetro para adaptarse a la nueva velocidad fijada.