Según informa Fenebús, el comité de evaluación empezó a examinar las candidaturas el pasado 1 de febrero y acaba de tomar una decisión. Las ciudades se evalúan conforme a una lista completa de criterios ambientales, entre los que se cuentan la contribución local a la lucha contra el cambio climático, los transportes, las zonas verdes urbanas, la ordenación sostenible del suelo, la naturaleza y la biodiversidad, la calidad de la atmósfera local, el ruido, la generación y la gestión de residuos, el consumo de agua, el tratamiento de las aguas residuales y la gestión ambiental del municipio.
El objetivo de esta nueva iniciativa es conceder un premio anual a una ciudad que esté a la vanguardia en materia de ecología urbana. El jurado utiliza 11 indicadores ambientales y juzga a las ciudades en función de sus resultados en el cumplimiento de normas ambientales rigurosas, su compromiso en la consecución de objetivos ambiciosos para seguir mejorando el medio ambiente y fomentar el desarrollo sostenible. También se tiene en cuenta si pueden constituir un modelo, inspirando a las demás ciudades europeas y fomentando en ellas sus mejores prácticas.
El jurado está compuesto por representantes de la Comisión Europea, la Agencia Europea de Medio Ambiente, el Consejo Internacional para las Iniciativas Ambientales Locales (ICLEI), la Federación Europea para el Transporte y el Medio Ambiente (T&E), la Unión de Capitales de la Unión Europea y el Comité de las Regiones.