La iniciativa del Gobierno Vasco afectará tanto al ámbito empresarial como a la ciudadanía. Blindar las ciudades a los automóviles privados, extender la instalación de molinos de viento en los montes e impulsar el crecimiento a lo alto y no a lo ancho de los municipios constituyen la columna vertebral del proyecto medioambiental. El Ejecutivo vasco ha tomado como precedente el ejemplo de Londres, donde se ha conseguido rebajar el tráfico en un 30% en los últimos cuatro años, gracias al establecimiento de un peaje en el centro urbano de ocho libras.
El País Vasco pretende también modificar el impuesto municipal sobre vehículos de manera que los coches más contaminantes de las ciudades de más de 20.000 habitantes graven más. Con esta política, el automóvil se consideraría un objeto de lujo en los municipios que disponen de una red de transporte público eficiente. Los impuestos afectarían a aquellos coches que emitan más de 130 gramos de CO2 por kilómetro. La media actual en Euskadi es de 170 gramos de CO2/km.
Anil Markandya, uno de los 3.000 científicos del Grupo internacional de expertos del cambio climático de la ONU, ha sido el principal asesor del Plan Vasco, junto a otras entidades sociales locales.
Ibarretxe reafirmó la posición de su Ejecutivo, al asegurar que "es necesario aceptar con humildad las recomendaciones de la ciencia. Con nuestra aportación pretendemos ir por delante y dar los pasos irreversibles hacia un modelo socioeconómico no dependiente del carbono en 2020". A partir de ahora deberá ponerse en marcha el debate sobre la ecotasa en las principales ciudades de la Comunidad Autónoma.