Sabemos cuanto contamina el suéter que vestimos, o la lata de refresco que bebemos….? Pues algunas de nuestras rutinas diarias ya están medidas y ya sabemos cuantos gases de efecto invernadero emiten a la atmósfera. Por ejemplo, que tomarse tres botellas de refresco de cola en un bar emite 1,02 kg CO2-eq; darse una ducha de cinco minutos emite 1,59 kg CO2-eq ;o recorrer 10 km. con un vehículo diésel (menos de 2000 cm3 de cilindrada) = 1,56 kg CO2-eq.
Estos datos ponen de manifiesto la tendencia que existe tanto en España como en el resto de Europa, por parte de las empresas, de dar a conocer la huella de carbono de sus productos o actividades como estrategia para anticiparse a las necesidades de sus clientes, y ayudar a la consolidación de la imagen de su empresa, así como estar preparado ante posibles requisitos normativos futuros.
A través de esta Oficina Huella de Carbono, formada con investigadores con más de 10 años de experiencia en estudios de impacto ambiental, Itene podrá medir a cualquier empresa cuánto contamina su producto o actividad durante todo su ciclo de vida, es decir, cuántos gases de efecto invernadero emite a la atmósfera, pero sobretodo podrá aconsejar a las compañías cómo pueden contaminar menos reduciendo la huella de carbono. "Si no conocemos siquiera cuántas emisiones de gases de efecto invernadero (o su equivalente en CO2) producimos, difícilmente podremos saber cómo reducirlo. Por este motivo para la empresa es tan positivo el primer paso dirigido a medir su huella. Este dato le permitirá definir estrategias para minimizar su impacto y reducir la contaminación. Además, este análisis y las actuaciones posteriores permiten a su vez a la empresa optimizar sus recursos y procesos, siendo más eficiente desde un punto de vista global, y, por tanto, logrando un mayor beneficio no solo ambiental, sino también económico", asegura Mercedes Hortal, directora de la Oficina de Huella de Carbono de Itene.
¿Qué es la huella de carbono?
Frases como “el tiempo está cambiando” o “estas temperaturas no son normales” son ya habituales, y se atribuyen en su mayoría, al cambio climático o también al 'efecto invernadero'. En los últimos años, se ha observado un incremento en la atmósfera de gases que acentúan el 'efecto invernadero' (CO2, metano, óxidos de nitrógeno, ozono y clorofluorocarbonos), provocando cambios y variaciones en el clima. Los gases de efecto invernadero (GEI) proceden de nuestro estilo de vida: calefacción, aire acondicionado, transportes, alimentos de mayor elaboración, entre otros muchos. Casi todas estas actividades y productos conllevan un consumo de energía, combustibles, y por tanto, una emisión de gases GEI. Estos gases que emitimos hoy tardarán más de 30 años en reducirse y siglos en desaparecer.
Un buen comienzo para reducir los gases GEI y, por tanto, el efecto invernadero y el cambio climático, es conocer como mínimo en qué cantidad estamos produciendo estos gases, de dónde proceden y cómo reducirlos. Esta información es la que nos proporciona la Huella de Carbono como una herramienta de medición de las emisiones de gases de efecto invernadero producido por un producto o servicio a lo largo de su vida. Se trata de un número que indica cuántos gases GEI directa o indirectamente emite un producto o una actividad a lo largo de su ciclo de vida, desde que se concibe hasta su gestión final.
La nueva Oficina Huella de Carbono de Itene está ubicada en las dependencias que este centro tecnológico dispone en el Parque Tecnológico de Paterna (Valencia).
