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INFORME

Para la Fundación IDEAS aumentar la fiscalidad a los carburantes sería clave para reducir las emisiones de CO2

Además de superar una ‘visión regional’ en infraestructuras y promover un modelo menos dependiente del coche

miércoles 16 de mayo de 2012, 01:00h

La secretaria de Economía y Empleo de la Ejecutiva Federal del PSOE, Inmaculada Gómez Piñero, ha presentado, en el marco de un seminario celebrado en la Fundación IDEAS, el informe ‘La movilidad interurbana en el horizonte 2030’, elaborado por la Cátedra de Transporte Sostenible del think tank del PSOE.

El documento ofrece recomendaciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al transporte interurbano.

Según ha afirmado Inmaculada Gómez Piñero, "el principal reto es hablar más de transportes y menos de infraestructuras. Tenemos que construir para dar servicios eficientes a los ciudadanos y con ello conseguir más rentabilidad, menor coste y más seguridad, sin dejar a un lado la importancia de los gases y el efecto invernadero", agregando que "el concepto de la eficiencia en el transporte tiene que estar presente en todos los parámetros: ambiental, económico y de servicios". Gómez Piñero ha concluido su intervención haciendo hincapié en que "tenemos que incentivar la fiscalidad, utilizar la capacidad tecnológica para conseguir un servicio inteligente y tener en cuenta que la clave no está en construir mucho, sino en la conservación eficiente de las infraestructuras".

Barreras: Baja fiscalidad, regionalismo y estilos de vida

El documento, coordinado por Ángel Aparicio, profesor de transporte en la Universidad Politécnica de Madrid y director de la Cátedra, y Johannes von Stritzky, ayudante de investigación del área de Economía de IDEAS, detecta tres barreras para conseguir que las emisiones de gases de efecto invernadero, asociadas solo al transporte interurbano, no superen en 2030 en más de un 8% las emisiones de 1990, lo que supone a su vez una reducción del 20% con respecto a las emisiones de 2008. Se estima que este objetivo intermedio es imprescindible para que sea factible conseguir en 2050 una reducción del 60%, respecto a 1990, de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector global del transporte. Esta reducción en el transporte es, a su vez, clave para que el conjunto de las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan entre un 80 y un 95 por ciento en 2050, lo que haría posible el objetivo de que el incremento de temperatura media del planeta se mantuviera por debajo de los 2º grados.

Según el informe, la primera de las tres barreras a superar es aumentar la fiscalidad del transporte. España ha tenido históricamente uno de los niveles más bajos de fiscalidad del transporte de la UE, y esta baja fiscalidad hace más atractivo el uso del coche particular en los desplazamientos en detrimento del transporte colectivo.

En segundo lugar, el documento aboga por superar lo que llama como "paradigma dominante del nuevo regionalismo", el cual ha favorecido el predominio de estrategias de desarrollo regional fuertemente burocratizadas, controladas desde los niveles de gobierno territorial correspondientes, que han tenido como resultado dar la prioridad a infraestructuras poco adaptadas a la demanda real de movilidad, con largos plazos de ejecución y alto coste del servicio.

La última barrera se refiere a los estilos de vida dominantes. Según el Ministerio de Fomento (2008), el 91% de los viajes no están ligados a motivos profesionales, siendo los tipos de viaje más dependientes del coche los viajes cortos de ocio y viajes a la segunda residencia. Ambos han aumentado significativamente entre 2001 y 2007 hasta representar ese año el 28 y el 20 por ciento del total de viajes interurbanos respectivamente. Para los autores del informe es necesario concienciar de la necesidad de cambiar el modelo de vida y ocio, incentivando otros menos dependientes de la movilidad a corta y larga distancia.

El informe concluye reclamando políticas públicas que hagan compatibles los objetivos tradicionales del transporte en España, cohesión social, desarrollo territorial y eficiencia del sistema económico, con lo que define como "sociedad inteligente", un concepto que supera el llamado escenario de "economía global avanzada", que por si solo no logrará las recomendaciones de reducción de emisiones de CO2.