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Hyster Europe celebra dos jornadas de puertas abiertas en su fábrica de Craigavon, Irlanda del Norte

Se realizó una prueba comparativa entre equipos eléctricos y diésel para analizar las ventajas de ambas tecnologías

jueves 24 de mayo de 2012, 01:00h

Hyster Europe organizó el pasado 25 y 26 de abril dos jornadas de puertas abiertas en la factoría de su matriz, Nacco Materials Handling Group (NMHG), situada en Craigavon (Irlanda del Norte). Su objetivo fue mostrar a profesionales del sector cuáles están siendo las líneas de investigación y su filosofía de trabajo para sus futuros productos y soluciones de manutención.

La jornada, titulada ‘From Promise to Proof’, estuvo presentada por Kate Pointeau, director de Marca de Hyster Europe; Alan Little, gerente de la planta; Ralf Mock, director gerente de NMHG en EMEA; Carole Stalker, manufacturing quality process manager, e Ian Melhuish, vicepresidente de Marketing EMEA.

Hyster comenzó su andadura en los años 20. Durante estas ocho décadas se ha caracterizado por desarrollar y fabricar equipos de manutención para todo tipo de clientes y sectores por todo el mundo.

Actualmente NMHG cuenta con instalaciones de desarrollo, pruebas y construcción en Holanda, Italia, Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda del Norte. En ellas los componentes y prototipos son sometidos a pruebas que emulan años de funcionamiento en condiciones adversas. La jornada de puertas abiertas en Craigavon mostró algunas de las pruebas a las que se someten los equipos allí diseñadas, desarrollados y fabricados, en función de las diferentes necesidades de los usuarios.

La factoría que NMHG tiene en la localidad norirlandesa de Craigavon comenzó su actividad en 1981. Allí se producen una media de 54 máquinas por día en una planta que cuenta con casi 37.000 m² de superficie. Los 600 trabajadores que allí desarrollan su tarea invierten una media de cuatro días en la construcción de cada equipo y el pasado año se llegó a la cifra de 350.000 máquinas manufacturadas en Craigavon.

¿Diésel o eléctrico?

A los visitantes se les planteó una de las preguntas clave actualmente en el sector de la manutención: ¿es mejor el producto eléctrico que el térmico? Para intentar darle respuesta se comparó la última generación de carretillas diésel con los modelos anteriores, concretamente la nueva carretilla H2.5FT Fortens de Hyster en contraposición al antiguo modelo Hyster. En un ciclo de pruebas VDI (estándar que mide y compra el rendimiento) la nueva Fortens redujo el consumo de combustible en hasta 0,5 litros por hora, aumentando también el número de palets movidos. Este ahorro se ha conseguido con nuevas tecnologías como hidráulicos con detección de carga y la configuración ECO-eLo, que reduce la velocidad de régimen del motor en un 20%.

Pero la prueba definitiva fue poner frente a frente una carretilla elevadora eléctrica J2.5XN junto a una carretilla diésel H2.5FT Fortens. Las conclusiones fueron que la carretilla eléctrica tenía unos niveles de productividad (movimiento de palets) muy próximo a los de su hermana diésel, lo que, según los expertos de Hyster, permite satisfacer requisitos de productividad muy amplios tanto en instalaciones cerradas como al aire libre. Esa ligera ventaja de productividad de los equipos diésel se debe a un mayor grado de respuesta y a su mayor capacidad de aceleración, la cual fácilmente será alcanzada por los equipos eléctricos en breve plazo. Así pues, en aquellas aplicaciones en los que se necesita una velocidad adicional en distancias largas, la combustión interna sigue siendo la mejor solución, aunque hay que tener en cuenta otros factores, como el ‘combustible’ utilizado por ambas tecnologías. En el caso del equipo eléctrico, el cambio de baterías se realiza en la J2.5XN de forma lateral, lo que minimiza problemas y agiliza el cambio de las mismas. Por su parte, el suministro del combustible en el equipo diésel está afectado por el precio del petróleo, las condiciones climatológicas, etc.

Así, las razones principales por las que las empresas suelen cambiar a productos con tecnología eléctrica son: reducir emisiones, reducir ruidos y reducir costes de ciclo de vida. De hecho, las aplicaciones de simulaciones de costes de la compañía estiman que el cambio a equipos eléctricos puede suponer un ahorro de dinero anual a pesar de los gasto iniciales mayores. Aunque, dependiendo de la aplicación y operativa sigue siendo muy amplio el mercado potencial de los equipos diésel, la migración hacia la tecnología eléctrica en continua mejora, es imparable, concluyeron desde la empresa.