Estos son los logros más importantes logrados hasta ahora por esta iniciativa. Un ejemplo de ello es el de Estocolmo. En la capital sueca, tanto la flota de autobuses de transporte público como la flota privada están siendo sustituidas para introducir vehículos propulsados con etanol y biogas. La flota de éstos ya supera en conjunto los 1.000 vehículos. Estocolmo también sirve para ilustrar las mejoras en las estrategias de gestión de la demanda. En esta ciudad los vehículos considerados limpios están exentos de pagar el impuesto de congestión que deben pagar el resto de vehículos (salvo aquellos que prestan servicios públicos como taxis o ambulancias) deben pagar esta tasa. Este conjunto de medidas ha contribuido a reducir el tráfico en un 22%.
Otro ejemplo que la Unión Europea destaca es el de la ciudad de Nantes. La nueva línea de autobús urbano se ha realizado con la intención de ofrecer un servicio equivalente al de un tranvía, los 20 vehículos de gas natural adquiridos tuvieron un coste de 9,2 millones de euros. La UE destaca también las políticas de gestión de la movilidad que CIVITAS ha fomentado en Stuttgart. En esta ciudad, la enorme red de trenes de cercanías y los eventos de gran escala crean un entorno difícil para la gestión de la movilidad. Una medida tomada ha sido el fomentar los coches compartidos facilitando esta práctica todo lo posible.
Un proyecto rodeado de retos
En la Europa de hoy aún hay mucho por mejorar en movilidad urbana, principalmente en los grandes núcleos. Según recuerda la propia Comisión Europea, el 75% de los habitantes y el 80% del producto generado residen en núcleos urbanos en la Unión. Por ello las ciudades necesitan proveer a sus residentes de un transporte efectivo que cumpla con las necesidades de los usuarios. Algunas de las preocupaciones de las ciudades en el aspecto de la movilidad guardan relación con temas de tal importancia como los accidentes de tráfico, la calidad del aire o la congestión.
