La cifra de negocio de la compañía sueca, con base en Goteborg, se situó en 8.245 millones de euros entre los meses de enero y marzo, lo que supone un incremento del 26% respecto a los tres primeros meses del ejercicio anterior. Sin embargo, el ajuste debe reducirse al 16% si quedan excluidos los efectos positivos del tipo de cambio de divisas y de las adquisiciones, ya que Volvo realiza su contabilidad en coronas suecas, la moneda de su país.
El presidente de Volvo, Leif Johansson, destacó que la división de camiones del grupo mantiene una situación de fortaleza en las ventas, que se traduce en un balance positivo de la rentabilidad, aunque no pudo por menos que comentar que la debilidad de la demanda en Norteamérica, mercado en el que el grupo compite tanto con la marca Volvo como con Mack, y algunas otras situaciones atípicas, como una huelga en una de las factorías, tuvieron su cuota de influencia sobre las entregas y los resultados.
Previsiones a futuros
Volvo confía en registrar una evolución positiva en el futuro, mirando hacia el cierre del ejercicio, basándose sobre todo en el comportamiento del mercado europeo de vehículos industriales que, según el presidente de la compañía, crecerá un 10% este año, más de lo previsto inicialmente. A esto habría que añadir que, por el contrario, la entrada de pedidos está en pleno proceso de desaceleración.
Por lo que respecta a Norteamérica y a pesar de la debilidad del mercado de vehículos industriales, el máximo responsable de Volvo cree que las ventas de camiones se mantendrán en un nivel similar al del pasado ejercicio.