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JORNADA SOBRE TRANSPORTE

La Fundación Francisco Corell acoge una jornada técnica sobre los retos del transporte en Madrid

Investigadores de TRANSyT abordaron temas como costes externos, infraestructuras y fiscalidad del transporte

martes 15 de abril de 2014, 02:00h

El peso real del transporte en el PIB de nuestro país, sus expectativas de crecimiento, los cambios en pesos o emisiones, su ajuste a otros modos de transporte como el ferrocarril o el papel de las empresas españolas en un sector cada vez más internacional fueron algunos de los temas abordados en la jornada de la Fundación Francisco Corell en Madrid.

Hacia el fondo, Marcos Basante (Astic), el Secretario General de Infraestructuras, Manuel Niño, el Presidente del Colegio de Ingenieros, Juan Antonio Santamera y el Presidente del Patronato, Miguel Ángel Ochoa de Chinchetru. Foto F. Corell.
Hacia el fondo, Marcos Basante (Astic), el Secretario General de Infraestructuras, Manuel Niño, el Presidente del Colegio de Ingenieros, Juan Antonio Santamera y el Presidente del Patronato, Miguel Ángel Ochoa de Chinchetru. Foto F. Corell.

El Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid acogió el pasado jueves una jornada organizada por la Fundación Francisco Corell entorno a la competitividad y la productividad en el sector del transporte. La cita también sirvió para homenajear al difunto Rafael Izquierdo y presentar los trabajos de investigación presentados por el Centro de Investigaciones del Transporte (TRANSyT) de la Universidad Politécnica de Madrid, que optaban al premio que lleva su nombre y que concede la Cátedra Amelio Ochoa de la Fundación Francisco Corell.

El secretario general de Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Manuel Niño, inauguró la jornada recordando el peso actual del 5,5% que la actividad logística y el transporte tiene en el PIB. Según Niño, la intención de Fomento es mejorar la unión entre la red nacional y la transeuropea de carreteras, modernizar las infraestructuras -su cartera ha destinado 286 millones de euros este año-, así como el estado de conservación de las carreteras españolas -166.080 kilómetros-, para lo que han destinado 840 millones. El secretario concluyó diciendo que el futuro del transporte está en las normativas que vengan de Europa en dos aspectos: el aumento de la capacidad de carga y las dimensiones de los vehículos así y la reducción de las costas administrativas.

El decano del Colegio de Economista de Madrid, Juan Iranzo, también puso el énfasis de su ponencia en el futuro del sector, siendo todavía más optimista que el portavoz del Gobierno. Para Iranzo el transporte "ha revolucionado, no sólo la economía mundial, sino la sociedad misma", comenzó.

Además, Iranzo auguró un cambio de ciclo económico en España que se tendrá que valer sobre todo, dijo, del transporte y las telecomunicaciones. Aunque el caso español, continuó, también presenta retos, como la excesiva "atomización" de la mayoría de empresas de transporte -España es uno de los países europeos con más transportistas autónomos, tal y como señaló uno de los ingenieros del Centro TRANSyT-, los excesivos conflictos administrativos que, a su juicio, están provocando "deseconomías de escala" o los costes externos derivados del transporte.

La cuestión de las "externalidades" en el transporte

¿Cómo mejorar la productividad y la competitividad del transporte reduciendo al mismo tiempo los efectos contaminantes que se sabe tiene en el medio ambiente? Está es la cuestión de actualidad que trajeron a debate las distintas ponencias del Centro de Investigaciones del Transporte (TRANSyT). Si bien el transporte por carretera se ha percibido como el más contaminante tradicionalmente -es el segundo, por debajo del transporte aéreo-, los fabricantes se esfuerzan por reducir su impacto ambiental innovando la motorización y ajustándola a las sucesivas normas europeas sobre emisiones contaminantes. Claro que, recordó uno de los ponentes de TRANSyT, las emisiones no sólo dependen de los motores; también intervienen factores como el tamaño de los vehículos, su tecnología, el estado del firme o la organización del propio proceso logístico.

Además de tener que hacer frente a los sabidos efectos contaminantes de su actividad y a la mala publicidad que esto le acarrea, el transporte en España atraviesa una época negra que muchos quieren que termine cuanto antes. Según datos de TRANSyT, entre 2007 y 2011 se registró un descenso en el ratio toneladas/kilómetro cercano al 25%. Por contra, las emisiones de CO2 aumentaron menos que las del sector ferroviario.

Otra tendencia es la que se da en el tamaño de los vehículos: en nuestro país los vehículos pequeños se están sustituyendo por los camiones de 16,5 toneladas o más. En Europa varios países ya permiten circular a camiones de más de 40 toneladas de masa máxima autorizada en distintos formatos de tren de carretera, como el modelo de 25,25 metros de longitud tan en liza últimamente.

Datos coyunturales que no parecieron convencer al presidente del Consejo Nacional de Transportes Terrestres (CNTT), Marcos Montero, quién cree que España no está preparada para modificar la capacidad de carga y las dimensiones de los camiones; aunque, matizó, "ese momento llegará". Montero argumentó que la medida tiene que hacerse de forma progresiva y teniendo en cuenta la situación delicada del sector del transporte, del que han desaparecido miles de empresas en los últimos años, por no poder asumir sus costes de explotación ante lo que Montero entiende que es una tiranía de los cargadores sobre los transportistas.

Todo esto en un contexto económico moderno mundial, donde el crecimiento de un sector tradicional como el transporte está cada vez más desacoplado con respecto al crecimiento del PIB y deja de ser indicativo de la bonanza económica de un país. Según el subdirector de TRANSyT, José Manuel Vassallo, esto cada vez será más frecuente, puesto que el desarrollo económico nacional depende cada vez más del desarrollo del sector servicios y financiero que del movimiento de mercancías.