La huelga, para protestar por el precio de los carburantes y la falta de ayudas, concluyó el pasado miércoles, tras alcanzarse un acuerdo entre las dos principales asociaciones de transportistas del país y el Ejecutivo presidido por Romano Prodi. Aunque muchos de los camiones encerrados en peajes y áreas de servicio ya no tenían carga, los que iban a entrar en Italia tuvieron que apurar los procesos para que la mercancía no se eche a perder. Aun así, por cada día en que el camión ha estado parado se estiman que las compañías sufren unos "250 euros de pérdida", según afirmó el portavoz de Campillo Palmera, una de las empresas españolas más afectadas.