Como señala el manifiesto de la organización, son muchas las ciudades que han demostrado que las restricciones a los vehículos privados, junto con la apuesta por modelos sostenibles de transporte, reducen las emisiones hasta en un 50%. Pese a este dato, la UITP recuerda que sólo el 35% de los estados firmantes del Acuerdo de París de 2015 incluyen el transporte público como parte de la estrategia de acción climática. El objetivo de la campaña es que este dato cambie con los nuevos planes de los estados.
Un plan en cuatro pasos
La primera consideración que hace el plan es la necesidad de priorizar, a través del planeamiento urbanístico, el uso de los modos activos de movilidad (caminar y montar en bicicleta). Modos que, además, suelen combinarse con el transporte público y son buenos para la salud y para el medio ambiente.
El segundo paso quiere reforzar el papel del transporte público y sostenible como eje central de la movilidad. Señalan que el sistema debe ser integrado y combinar los modos masivos de transporte con los modos compartidos y los bajo demanda.
En tercer lugar, la UITP reclama incentivos financieros y un marco regulador adecuado para que las flotas de transporte público avancen hacia la combustión limpia. Añaden que también se debe tener en cuenta el espacio urbano necesario para las necesarias infraestructuras de carga. El último punto insta a los gobiernos a asegurar que las fuentes de energía limpia sean accesibles dando facilidades para su uso e implantación.