Las Vías de la Solidaridad tienen ya casi siete meses de vida. Han transportado más de 17 millones de toneladas de cereales y muchos otros productos, desde ayuda humanitaria hasta combustible, piensos y fertilizantes. No es exagerado decir que las rutas de la solidaridad se han convertido en un salvavidas para la economía ucraniana.
Están aquí para quedarse
Todos los Estados miembros de la UE han ayudado con estos carriles de solidaridad, pero la geografía dictó que la mayor responsabilidad recayera en algunos en particular. Agradezco a Polonia, Eslovaquia y Rumanía su esfuerzo y compromiso.
Ampliar las redes transeuropeas hacia donde sea necesario es una de las premisas de la Comisión
La ruta del Danubio y el puerto de Constanza han sido claves en la demanda, representando más del 50% de las exportaciones de grano del carril de solidaridad. La ruta terrestre del norte de Polonia es la segunda más transitada. Otros corredores, en particular el del Adriático, siguen siendo cruciales.
Hemos hecho lo que hemos podido con los recursos de que disponemos. Para ir más lejos (y debemos ir más lejos) necesitamos más inversión: en material rodante, escáneres y equipos de transbordo, y mejoras de las infraestructuras.
Juntos, la Comisión, el BERD, el BEI y el Banco Mundial han anunciado un paquete de 1.000 millones de euros de financiación específica para las Vías Solidarias. También estamos abriendo a Ucrania y Moldavia el Mecanismo ‘Conectar Europa’, el instrumento de financiación de la RTE-T. Puede utilizarse para apoyar proyectos transfronterizos destinados a eliminar los cuellos de botella.
Estamos trabajando con el BERD para apoyar proyectos de infraestructuras clave. El primer "instrumento mixto", que combina subvenciones de la UE y préstamos del BERD para apoyar los carriles de la solidaridad, estará operativo muy pronto”.