Según la oposición municipal, de haberse llevado a cabo esta modificación de la normativa inicial, que se produjo a finales del año pasado, hubieran tenido acceso a la ciudad más de 40.000 vehículos al día, con el consiguiente incremento del tráfico y, sobre todo, de las emisiones.
La población no tiene demasiado conocimiento de lo que implican estas áreas restringidas al tráfico
Es el último ejemplo de la incertidumbre normativa que, en la actualidad, rodea a las ZBE, que deberían estar en funcionamiento en todas las ciudades de más de 50.000 habitantes, aunque la realidad es bien distinta.
Por eso, es normal que “la mitad de los españoles (44%) reconozca estar desinformado sobre los planes actuales de descarbonización del Gobierno”, tal y como refleja un estudio elaborado por Appinio para el Comité de Movilidad de la AMKT (Asociación de Marketing de España), liderado por la consultora Pons Mobility.
A favor, sin entrar en detalles
Un porcentaje que se dispara si hablamos de las ZBE; ya que el 80% de la población conoce su existencia, pero casi la mitad de ese porcentaje “solo lo hace de oídas”. A pesar de ello, el 66% las apoya.
Un pequeño galimatías que se resume, por una parte, en que la conciencia social está a favor de la descarbonización desde un punto de vista global, pero le cuesta entrar en el detalle. Y si no se tiene demasiado interés, es más difícil conocer en profundidad las normas y, por ende, cumplirlas. Si a esto añadimos que dicha legislación no está, ni mucho menos, clara, como hemos visto en Madrid, el escenario es preocupante y termina convirtiéndose en una confrontación de índole político, lejos de los objetivos que realmente debería perseguir: mejorar la calidad del aire en las ciudades.
