Esta rotunda afirmación se recoge en el informe ‘Perspectivas del Transporte ITF’, que no alberga dudas sobre que “el Sector del transporte es una parte importante de la economía mundial. Proporciona acceso a oportunidades que contribuyen al bienestar económico y social de los países y las personas”. El reto es satisfacer la demanda y contener las emisiones al mismo tiempo Pero es evidente que se enfrenta a un reto crítico en estos momentos, que no es otro que el de cómo satisfacer la creciente demanda en combinación con la necesaria reducción de las emisiones de dióxido de carbono que el planeta necesita. “La lucha contra la mala calidad del aire, la reducción de la congestión y la mejora de la equidad son tareas igualmente importantes para el Sector a escala mundial”, ya que es responsable del 23% de las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía, cifra que otros estudios sitúan algunos puntos por encima. Incidencia indirecta “El Transporte también contribuye indirectamente a aumentar la demanda de energía. La construcción de infraestructuras de transporte, la fabricación de vehículos y la producción de combustible generan emisiones de gases de efecto invernadero. Y el sector se bloquea respecto de las emisiones futuras debido a la longevidad de las flotas de vehículos y de las infraestructuras”, se afirma igualmente. Por eso, el informe de ITF plantea “dos escenarios para las futuras políticas de transporte y su impacto potencial sobre la demanda y las emisiones hasta 2050. El escenario de Ambición Actual, es decir, “continuar haciendo las cosas como se hacen ahora, y el escenario de Alta Ambición, en el que los legisladores toman medidas aceleradas para descarbonizar el Transporte. Este segundo supuesto calcula “el impacto de objetivos específicos, incluyendo las alternativas a los vehículos motorizados privados, la mejora de los servicios de transporte público, la mejora de los desplazamientos a pie y en bicicleta, y la mejora de la eficiencia del movimiento de mercancías”.