La iniciativa está apadrinada por la UE y cuenta con la participación de países como Reino Unido, Francia y Bélgica.
Actualmente, la línea circular ya tiene instalado un sensor experimental que, de momento, sólo mide la cantidad de NO2 en el ambiente, aunque los que se instalarán posteriormente harán lo mismo con otro tipo de partículas. Además, se espera que en el futuro también se puedan medir el ruido y los campos electromagnéticos procedentes, por ejemplo, de estaciones de telefonía o líneas de alta tensión.
El resultado de las mediciones irá a parar a sendos centros de control instalados en la propia Concejalía y en la empresa GMV. Además, los ciudadanos podrán consultar a través de una web los niveles de contaminación de un día concreto en su propia calle.