La escasez global de conductores de camión ya es una de las principales amenazas para la estabilidad de las cadenas de suministro, y todo apunta a que el problema irá a más. En 36 países que representan el 70 % del PIB mundial, hay 3,6 millones de vacantes sin cubrir. La situación es especialmente grave en Europa y EE.UU., donde las generaciones jóvenes apenas representan el 6,5 % del sector, mientras que casi un tercio de los camioneros supera los 55 años.
Ante este desafío estructural, Scania está liderando la transformación con sus vehículos autónomos, desarrollados para operar tanto en autopistas como en zonas confinadas, como minas. La compañía, parte del Grupo TRATON, ya está probando autonomía de nivel 4 en Suecia y Alemania, y ha lanzado un camión minero sin conductor en Australia. “La escasez de conductores no solo afecta a nuestros clientes; también impacta en nuestra propia cadena logística”, explica Peter Hafmar, vicepresidente y jefe de Soluciones Autónomas de Scania.
La autonomía como respuesta a la tensión logística
Según Hafmar, los vehículos autónomos pueden cubrir rutas repetitivas de forma segura y eficiente, especialmente en autopistas, ayudando a mantener en funcionamiento sectores sensibles al tiempo como el comercio electrónico o la industria automotriz. Durante la pandemia, muchos operadores vieron cómo la falta de personal paralizaba entregas clave, encarecía costes y vaciaba estanterías.
En la minería, donde la operativa es compleja y costosa, la automatización ya es una realidad: mejora la seguridad, reduce la rotación del personal y permite operar en condiciones difíciles. “Los camiones autónomos pueden complementar a los conductores humanos, no reemplazarlos”, matiza Hafmar. En ese sentido, seguirán siendo necesarios en tareas como la conducción de primera y última milla, transporte de cargas especiales o manipulación de materiales peligrosos.
Un futuro híbrido: humanos y tecnología trabajando juntos
Mientras la autonomía total (nivel 5) aún parece lejana, el enfoque actual de Scania combina tecnología avanzada con supervisión humana, con vehículos capaces de operar de forma independiente dentro de parámetros muy definidos. A medida que madure la tecnología y evolucionen las normativas, la marca prevé expandirse comercialmente en Europa, América Latina y China, priorizando aplicaciones donde se genere el mayor valor para sus clientes.
“La transición requiere preparación, diálogo y educación”, sostiene Hafmar. En ese sentido, la colaboración con organizaciones como IRU (Unión Internacional del Transporte por Carretera) resulta clave para facilitar la adaptación de todos los actores involucrados en el ecosistema logístico.
La automatización no es una amenaza, sino una oportunidad para rediseñar la logística global. Con un enfoque escalonado y orientado a la eficiencia, Scania apuesta por un transporte más seguro, sostenible y preparado para los retos del futuro.