Políticas verdes y transformación del transporte público
El mercado europeo de autobuses eléctricos y de cero emisiones (ZE) experimentará un crecimiento sin precedentes durante la próxima década. Según el estudio del Centro McKinsey para la Movilidad Futura (MCFM) titulado “No pierdas el autobús: nuevas estrategias para los OEM europeos de autobuses y autocares”, las ventas anuales de autobuses urbanos de cero emisiones se duplicarán para 2030, pasando de 9.000 unidades actuales a entre 18.000 y 21.000.
El informe también prevé que para 2035 las ventas de autobuses urbanos de este tipo alcancen entre 22.000 y 24.000 unidades anuales, si se mantienen los actuales supuestos regulatorios europeos en materia de emisiones. Estas cifras incluyen no solo autobuses convencionales, sino también vehículos de más de 8 toneladas, como minibuses y furgonetas.
'No pierdas el autobús: nuevas estrategias para los OEM europeos de autobuses y autocares'
Las proyecciones de McKinsey se basan en las políticas de reducción de emisiones de la Comisión Europea, que serán revisadas formalmente en 2026. Actualmente, el transporte público representa el 15 % de los kilómetros de pasajeros recorridos (PKT) en Europa, con los autobuses aportando más de la mitad de esa cuota.
El estudio estima que, para 2035, el transporte público aumentará su participación al 17 % del total, mientras que el uso de automóviles privados descenderá del 75 % al 68 %, impulsado por el auge de la movilidad compartida y la micromovilidad.
China gana terreno en el mercado europeo
Otro de los puntos clave del análisis es la creciente influencia de los fabricantes chinos en el mercado europeo de autobuses eléctricos. McKinsey destaca que los OEM chinos ya controlan el 21 % del segmento de autobuses ZE, gracias a sus precios más competitivos y una rápida expansión en los últimos años.
El informe añade que, en los últimos cinco años, la participación de las marcas chinas ha oscilado entre el 20 % y el 25 %, aunque otras fuentes del sector sitúan su cuota real cerca del 30 %. Además, una encuesta de McKinsey revela que el 60 % de los operadores europeos estaría dispuesto a cambiar de fabricante si los precios fueran entre un 10 y un 20 % más bajos que los de las marcas europeas.