- ¿Puede esbozar un panorama actual del transporte de viajeros en Santander?
- El transporte urbano en Santander está bajo una figura jurídica o legal un poco extraña, dado que es un servicio municipal de transportes urbanos dentro del Ayuntamiento de Santander. Es decir, no somos empresa, no somos concesión... Nuestra figura es atípica pero es la que tenemos instaurada desde hace mucho tiempo, y para algunas cosas va bien y para algunas cosas va mal. El 92% de los ciudadanos de Santander tienen una parada de transporte urbano a menos de 300 metros de su portal. Esto indica que prácticamente tenemos cubierta toda la población de Santander. Por otra parte tenemos el trasbordo, lo cual significa que el transporte urbano es un servicio completo para los ciudadanos, que los puede transportar entre dos puntos del municipio, y con unas distancias bastante cortas.
- Eso de ser una ‘figura atípica’, ¿en cuáles cosas va bien y en cuáles no va tan bien?
- Al estar englobado dentro del presupuesto municipal, obviamente no tenemos nunca déficit. Es decir, el déficit tiene que ser absorbido con otras partidas del Ayuntamiento, lo cuál significa que el aspecto económico puede ser una parte positiva, en cuanto a que no tenemos deudas, y negativa en cuanto a que los planes de licitación lógicamente están supeditados a lo que es el presupuesto. Respecto al tema laboral, implica que estaríamos dentro de lo que es el empleado público. Es decir, no tenemos la gestión de la empresa, sino que estamos sometidos por dos legislaciones: Por una parte al estatuto de los trabajadores, pero también al estatuto de la función pública, lo que significa que además estamos sometidos a la figura de empleado público. El tema de ingreso en el servicio lógicamente tiene que hacerse por oposición pura y dura, y todo esto es un handicap en cuanto a las plantillas. En cuanto al desarrollo, el que marca las líneas maestras de funcionamiento es el Ayuntamiento. En ese aspecto estamos totalmente supeditados al Ayuntamiento.
- ¿Y cómo repercute esta situación atípica en el usuario? ¿Se genera un transporte más solidario al no estar enfocado en el lucro?
- El usuario, al percibir el transporte urbano como un servicio público, lógicamente es mucho más exigente que como lo podría ser con una empresa privada. Por lo tanto el servicio tiene muchas exigencias, tanto desde el punto de vista del usuario como desde el punto de vista de las demandas del propio usuario, o del propio cliente. Porque vamos a hablar de clientes. Esto está reflejado en nuestro funcionamiento.
- ¿Cuál es la edad media de su flota? ¿Cada cuánto se renueva?
- A través de la figura del renting hemos conseguido una renovación muy buena, y en estos momentos nuestra edad media está en los cuatro años. Además, todos nuestros autobuses son de última generación. Todos de plataforma baja y todos con rampa para minusválidos. O sea, 100% adaptados a minusválidos.
- ¿Qué porcentaje utiliza combustibles alternativos y por qué modelos han apostado?
- Hemos apostado por el biodiésel, porque además de ser una energía renovable y ayudar a sectores, como por ejemplo la agricultura, es la que vemos con más proyección de futuro. Lógicamente es un tipo de energía que también tiene que seguir mejorando. Por ejemplo, el uso de aceites usados no es recomendable, pero sí el uso de aceites vegetales. Pensamos que por ahí puede ir el camino. Nuestra flota está adaptada, el 50%, a biodiésel al 5%, y el resto hasta el 100%. Vamos por esa línea.
