La ciudad quiere convertirse en la capital más accesible del mundo y considera que el sistema de transporte es una parte fundamental para conseguir ese objetivo. En 2007 y previa aprobación por referéndum, implantó un impuesto por congestión a través de un sistema de peaje sin barreras gestionado por radiofrecuencia.
Mediante este sistema han conseguido reducir el uso del automóvil en un 18% y las emisiones de CO2 entre un 14% y un 18% . Además, el número de vehículos ‘verdes’ exentos de pagar la tasa se ha triplicado y ha aumentado en un 7% el número de personas que se desplazan en transporte público, llegando a 60.000 pasajeros por día. Estocolmo implementó el impuesto como parte de un plan de transporte integral que también incluía un aumento de los servicios de autobús y de las instalaciones de park-and-ride (aparcar el coche en un lugar cercano de transporte público), además de emplear un sistema de billetes que conecta los principales modos de transporte. A través de este impuesto nacional se espera que la ciudad ingrese unos 57 millones de euros (84 millones de dólares) en 2010, que se reinvertirán en infraestructuras de tráfico para la región.
El informe realizado por el IBM Institute for Business Value se basa en un estudio realizado en 57 ciudades de todo el mundo e incorpora entrevistas con altos funcionarios del sector de transporte y de los ayuntamientos de quince ciudades seleccionadas para representar un abanico de lugares geográficos y distintos estadios de desarrollo y madurez económica en infraestructuras de transporte y sistemas de transporte inteligentes.