Estas técnicas se han diseñado en colaboración con diversos equipos médicos y están a disposición de mutuas y aseguradoras. De este modo se podrán evaluar con criterios científicos la gravedad de las lesiones músculo-esqueléticas relacionadas con el síndrome del latigazo cervical o los mareos derivados de una lesión.
Más del 50% de las lesiones que se reclaman a las aseguradoras tienen como diagnóstico principal el esguince cervical. Las técnicas de radiodiagnóstico actuales no permiten obtener hallazgos en gran parte de los esguinces cervicales. Así, la aplicación de las técnicas biomecánicas del IBV aportará una nueva solución a las dificultades que tienen los médicos para valorar este tipo de esguince cervical, evitándose asimismo las exageraciones o simulaciones de algunos pacientes ante la posibilidad de obtener una ganancia secundaria.
Concretamente, las nuevas aplicaciones tecnológicas permiten objetivar los síntomas subjetivos como el dolor cervical o la sensación de inestabilidad, que se dan con frecuencia tras el esguince cervical por accidente de tráfico. Estas aplicaciones registran variables cuantitativas difícilmente manipulables, las analizan y las comparan con patrones de movimiento de personas sanas, lesionadas o incluso que estuvieran magnificando los síntomas. Los datos obtenidos facilitarán a los organismos evaluadores y las aseguradoras la determinación de la cuantía de la indemnización que recibirá el paciente y establecer tiempos de baja y pautas rehabilitación.
El Instituto Nacional de la Seguridad Social y los Equipos de Valoración de Incapacidades ya las han reconocido como pruebas médicas complementarias de utilidad para objetivar el dolor cervical y la sensación de inestabilidad a los sistemas NedCervical/IBV y NedSVE/IBV, entre otras pruebas de valoración biomecánica.