El estudio, con el título Future of Mobility Roadmap, considera que la única forma de lograr una reducción importante en las emisiones a corto plazo pasa por modificar la estructura de los actuales vehículos. La aplicación combinada de motores turboalimentados y menos potentes con un significativo ahorro de peso de los vehículos permitiría menores emisiones, mientras en paralelo se vayan desarrollando otras tecnologías de propulsión.
El estudio avisa sobre la necesidad de tomar medidas inmediatas para lograr un impacto en la reducción de emisiones debido a la "larga duración de las flotas de automóviles, y de los retrasos que existen entre el desarrollo de la tecnología y su impacto a gran escala". Los autores del informe aconsejan a los gobiernos imponer mayores cargas impositivas a los vehículos más grandes e ineficientes, así como otras que contribuyan a cambios en el comportamiento de los usuarios.
A pesar de las muchas alternativas y posibilidades que se plantean en la actualidad, la gran mayoría todavía muestran considerables limitaciones para satisfacer la enorme demanda de energía generada por el transporte en automóvil, concluye el estudio.