El también responsable de la división de industriales de Faconauto asegura que el impacto del descenso de actividad se ha traducido en que "en estos momentos en España tenemos unos 90.000 vehículos parados y los transportistas reconocen que su negocio se ha venido abajo en un 40%-50%", a lo que se añade el problema de los bancos, que "no dan los préstamos necesarios, y las financieras están recogiendo los vehículos que no pueden cobrar y esos vehículos los van a poner en el mercado para hacer caja. Son vehículos que no tienen más de tres años y van a ser nuestros mayores competidores".
Además, otro inconveniente que azota a los transportistas, a juicio de García, es que "nunca se ha reconocido al vehículo como garantía de pago y las dificultades financieras de los profesionales surgen porque están obligados a tener bienes raíces: edificios, fincas, casas..., pero el camión nunca lo han valorado".
Respecto a este año, que se enfrenta a escenarios plenos de incertidumbre, viene marcado por el ya reiterado temor a la subida del IVA a partir del mes de julio, que, aunque al final se desgrava, "va a generar mayores desembolsos a los transportistas". Esta amenaza se complementa con el fin del plazo de dos años de los aplazamientos de pagos a la Seguridad Social que fue uno de los acuerdos que puso fin a la huelga del transporte de junio de 2008.
García advirtió que "el año pasado hemos puesto todos los recursos que teníamos disponibles y no sé si este año vamos a poder soportarlo, pues ya no hay recursos".