“Hoy en día el mundo consume un 81% de energía fósil, esto es, petróleo y gas, principalmente. La escasez y los cambios de precio en un recurso tan necesario rápidamente afectan a otros, y esto es debido a la creciente interdependencia entre las distintas fuentes de energía. Por ello, en el futuro se espera que los mercados energéticos muestren una mayor volatilidad. Las fluctuaciones en el precio del petróleo tendrán vínculos directos en el precio del gas y el carbón”, explicó Ferreira de Oliveira.
El directivo atribuyó a la política ambiental europea los precios elevados en los hidrocarburos, entre otros motivos por sus restricciones a técnicas como la extracción de Shale Gas. “El sector petrolífero, cuya fortaleza podría consolidar el mercado, se está debilitando por las políticas energéticas que le impiden ser competitivo.”
Ferreira realizó un llamamiento a los responsables de estas políticas económicas que “tendrán que implementar una combinación de reglamentos para desalentar los enfoques menos eficientes e incentivar los más eficientes. Los gobiernos europeos pueden ayudar en la eficiencia energética a través de una legislación y unas políticas que podrían permitir combinar al mismo tiempo seguridad y objetivos económicos y medioambientales.”