Gómez-Pomar supervisó la semana pasada las obras de acondicionamiento de la N-I entre la Variante de Monasterio de Rodilla y Cubo de Bureba, en la provincia de Burgos, puestas en servicio unos días antes, y mantuvo una reunión con los alcaldes de los Ayuntamientos de la zona.
El acondicionamiento de la N-I implica unos 30 kilómetros, atravesando los términos municipales de Quintanavides, Castil de Peones, Alcocero de Mola, Prádanos de Bureba, Briviesca, Grisaleña, Berzosa de Bureba, Fuentebureba y Cubo de Bureba.
Las obras se han abierto al tráfico de manera progresiva, ofreciendo una alternativa mucho más segura a los 8.000 vehículos que transitan diariamente por ese tramo de la N-I, de los que cerca de 4.000 son pesados. La nueva infraestructura mejora la accesibilidad no solo de las localidades colindantes con la carretera N-I, sino también de los núcleos poblacionales de otros municipios del entorno, por conectar carreteras regionales o provinciales.
En declaraciones a la prensa, Gómez-Pomar explicó que el objetivo de la posible rebaja en el peaje es desviar el mayor tráfico de camiones posible de la carretera nacional a la autopista, ya que mientras que la vía de peaje registra un tráfico medio de unos 2.000 vehículos pesados diarios, la carretera nacional soporta el paso de unos 3.000.
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