El consumo de tabaco durante la conducción pone en riesgo tanto la seguridad de los ocupantes del vehículo como la de quienes circulan a su alrededor, ya que acciones como buscar el paquete de cigarrillos, encender el mechero, disfrutar de una bocanada, eliminar la ceniza o vaciar el cenicero distraen al conductor de lo que ocurre a su alrededor.
Tal es así que, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el simple hecho de encender un cigarrillo implica una distracción mínima de cuatro segundos respecto a la carretera, lo que a una velocidad de 110 kilómetros por hora supone recorrer más de 120 metros sin control, equivalente a la longitud de un campo de fútbol.