El Círculo Ecuestre ha celebrado este lunes un nuevo evento dentro de su ciclo de conferencias del Foro Barcelona Capital, en esta ocasión centrado en los retos a los que se enfrenta la industria catalana durante los próximos años. En el acto han participado cuatro de las principales empresas de este sector en el territorio, de la mano de sus principales ejecutivos: Jordi Mercader, director general de Miquel y Costas, Javier Pujol, CEO de Ficosa, Julio Rodríguez, consejero delegado de Cementos Molins, y Francesc Rubiralta, presidente y consejero delegado de Celsa Group. Como es habitual, Antonio Delgado, presidente del Círculo Ecuestre, ha sido el encargado de dar la bienvenida a los ponentes. Asimismo, el coloquio ha estado moderado por Manel Pérez, subdirector de La Vanguardia.
Debemos de hacer el esfuerzo y comprometernos. Estamos viviendo como si tuviéramos 1,75 planetas a nuestra disposición y no es así
Cataluña fue la cuna de la revolución industrial en España. Desde entonces, la economía catalana siempre se ha caracterizado por una decidida orientación fabril y aunque ha perdido peso con respecto al sector servicios, sigue siendo un sector sólido y potente que representa cerca del 20% del PIB. El sector no ha sido ajeno a las crisis y desde el 2008 ha perdido buena parte de su músculo en el territorio -14.000 puestos de trabajo perdidos en 2021 y 141.000 en las últimas dos décadas-. Ahora, además, tras la irrupción de la pandemia, la industria del futuro, la industria 4.0, se presenta como un sector más interconectado, flexible, autónomo, cercano al consumidor final y respetuoso con el medioambiente.
Los cuatro ponentes han coincidido en que no solo sigue siendo factible y rentable seguir invirtiendo en la industria de occidente (Cataluña, España y Europa), sino también necesario. Sin embargo, también han considerado que se deben establecer una serie de condiciones para no perder competitividad. “Es necesaria una política energética europea común para no lastar la competitividad de las empresas con relación a las de otros países y para evitar posibles tensiones intercomunitarias. Hay que trabajar en políticas alineadas en la UE relacionadas con el suministro de energía, la eficiencia energética, renovables, tecnología e innovación”, ha apuntado Julio Rodríguez.
En esta misma línea, Jordi Mercader ha añadido que “las administraciones deben generar un marco que sea, por lo menos, igual de competitivo que el resto de Europa para poder atraer inversores. Segundo, necesitamos una estabilidad jurídica y, tercero, se debe generar un ecosistema en el que haya trabajadores con ‘espíritu’ de trabajar en aquellas fábricas que están produciendo 24 horas al día, siete días a la semana”.Por su parte, Francesc Rubiralta ha insistido en la necesidad de invertir para contribuir a solucionar el riesgo derivado del cambio climático y el riesgo de agotamiento de los recursos naturales. “Ello implica una transformación de la industria y de sus procesos. Tenemos la necesidad de pasar de una industria carbonizada y lineal a una circular que apueste por una producción más sostenible y descarbonizada”. En último lugar, Javier Pujol ha reiterado la necesidad de “un marco regulatorio que incentive la investigación y el desarrollo, pero sobre todo regulaciones que no impidan un avance tecnológico eficiente”.
Compromiso con el medio ambiente
La sostenibilidad es hoy en día uno de los dos mayores retos de la industria, junto a la transformación digital. Conseguir integrar y poner en marcha un modelo de negocio sostenible en la estrategia empresarial de las fábricas no es una opción, pero tampoco se presenta como una tarea sencilla, menos aun teniendo en cuenta que el horizonte para las emisiones netas de carbono está fijado para 2050. Es decir, en poco menos de 30 años.
A pesar de ello, la postura de las empresas es tajante. “Debemos de hacer el esfuerzo y comprometernos. Estamos viviendo como si tuviéramos 1,75 planetas a nuestra disposición y no es así”, ha apuntado Francesc Rubiralta. Julio Rodríguez, en la misma línea, ha señalado también que “la industria será sostenible o no será”. El CEO de Cementos Molins ha afirmado que “somos muy ambiciosos en nuestros objetivos medioambientales para 2030 y tanto a nivel particular de Cementos Molins como general del sector cementero, nos hemos comprometido a ser neutros en carbono en 2050. Tenemos un modelo de negocio integrado, lo que nos permite innovar en toda la cadena productiva y contribuir a la descarbonización del sector con productos más sostenibles”. Sin embargo, el primer ejecutivo de la cementera también ha admitido que el sector no dispone aún de la tecnología necesaria para materializar sus objetivos. “Confiamos en los avances del desarrollo tecnológico para que el compromiso de alcanzar la neutralidad en 2050 sea una realidad”.
Igualdad competitiva
Parte de las posibilidades de inversión mencionadas pasan también por la llegada y materialización de las ayudas europeas, a través de los fondos Next Generation EU. Sobre ello, el propio Francesc Rubiralta ha asegurado que “un cambio de modelo industrial necesita plataformas de colaboración, de consorcios y alianzas entre empresas de diferentes sectores y de diferentes actores para crear sinergias y cadenas de valor. Todo ello no se puede hacer sin ayudas, la UE tiene que velar por que su industria pueda competir en igualdad de condiciones”. Sobre ello, Julio Rodríguez insistía en la necesidad de destinar estos fondos a proyectos concretos que no se pierdan en generalidades: “Estas ayudas, además, deben enfocarse a proyectos o acciones que permitan incrementar la productividad y la competitividad”. En lo referente a los denominados PERTEs -Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación- Jordi Mercader ha comentado que “la Industria tiene el reto de la descarbonización y en particular de la parte térmica.
El H2 puede ser una de las vías, pero hay que explorar otras. Otros países hace años que promocionan alternativas como es el caso de la biomasa en Francia para el sector industrial. Es una gran oportunidad que España no puede dejar pasar para fortalecer nuestro tejido industrial”. Mercader ha querido trasladar también la preocupación del sector por el impuesto del Govern a las actividades económicas generadoras de gases contaminantes, lo que supondría establecer un impuesto de 10€ por tonelada de CO2 a partir del año 2023, cifra que se triplicaría en los siguientes tres años: “Ya estamos pagando por los derechos de emisión, no podemos generar distorsiones en el mercado catalán con respecto al español y al europeo. Si nuestros vecinos franceses, nuestros competidores, no tienen este impuesto a nosotros nos van a poner muy difícil seguir invirtiendo en Cataluña. Queremos hacerlo, pero que no nos pongan más dificultades”, ha concluido.En un sentido similar, Javier Pujol se refería a la necesidad de establecer una estructura fiscal competitiva en Cataluña: “Si queremos una Cataluña moderna tiene que haber una estructura fiscal diferente. No necesariamente como la del vasco, pero sí que tiene que ser diferente, porque sino la locomotora económica de España se empobrece”.