El grupo de investigación formado por Eva Alonso-Epelde, Xaquín García-Muros y Mikel González-Eguino analiza una dimensión poco estudiada de la pobreza energética hasta ahora y que resulta clave para abordar esta problemática, ya que la falta de recursos para cubrir los gastos de movilidad puede limitar necesidades básicas como el acceso a la educación, al trabajo, a la sanidad o a participar de forma plena en la sociedad.
Todos los indicadores indican que los hogares rurales son significativamente más sensibles que los urbanos, ya que tienen mayor necesidad de movilidad y encuentran menos alternativas al transporte privado. Eva Alonso-Epelde, investigadora de BC3, subraya que estos indicadores son útiles para tener una primera aproximación de cuál es la dimensión de la problemática en España e identificar a los hogares más vulnerables.
Dado que los hogares más vulnerables tienen a su vez más dificultades para beneficiarse de la transición energética, el investigador de BC3 Xaquín García-Muros señala la importancia que tienen los datos analizados para contribuir a que las medidas destinadas a paliar los efectos indeseados de la transición energética alcancen a aquellos colectivos que más lo necesitan.
“El fin último de este estudio es poder identificar a los grupos vulnerables para mejorar el diseño de las políticas institucionales que compensen los costes derivados de la transición y faciliten la adopción de tecnologías limpias y baratas, con el fin de asegurar una transición energética que sea socialmente justa.