Con un 23% de sus empresas ya trabajando con el análisis de datos, el Sector de la Logística y el Transporte se ha posicionado como el tercero en España que más uso hace del big data.
Es una de las conclusiones extraídas de la jornada ‘IA y Robótica en el sector logístico: claves para impulsar el matching entre tecnología y personas’, celebrada ayer en la sede de la CEOE.
Francisco Aranda, presidente de UNO, explicó que las empresas del Sector se han convertido en empresas tecnológicas que ofrecen servicios de planificación y gestión de la cadena de suministro, donde la predicción de la demanda es clave y el análisis de datos es imprescindible para construir una cadena de suministro óptima.
Es el momento
Por eso, el presidente entiende que utilizar big data y aplicar técnicas de analítica avanzada "es más necesario que nunca para reducir costes, optimizar recursos, ganar eficiencia, minimizar el impacto ambiental, gestionar mejor la previsión de la demanda y garantizar el éxito en la toma de decisiones".
Los datos de la patronal logística también revelan que "un 9,6% de las empresas del Sector utiliza inteligencia artificial para optimizar sus procesos", lo que las sitúa como el noveno sector de actividad que más trabaja con esta tecnología, aunque lejos del tercer lugar del big data. Aranda afirmó que aunque la IA ha emergido como una herramienta revolucionaria, aún queda mucho trabajo por hacer para determinar su grado de madurez, el retorno de inversión y casos reales en los que implantarla para generar valor.
Es importante conocer cómo y dónde aplicar la IA para seguir siendo competitivos
En cuanto a la automatización de procesos, Aranda señaló que el 5,2% de las empresas del Sector ya tienen sistemas robotizados integrados en sus operaciones. Estos robots, cada vez más diversos, ofrecen ventajas como la optimización del almacenamiento y clasificación, el recuento de inventario en el almacén,la manipulación de cargas pesadas, la mejora de la precisión en los procesos y la reducción de errores humanos.
Es más, esta automatización no implica necesariamente la eliminación de puestos de trabajo, sino más bien una redefinición de roles y la necesidad de contar con personal cualificado para operar y mantener estos sistemas, concluyó Aranda.
