De esta manera, en los surtidores de gasolina de muchas estaciones de la UE se deberán instalar equipos que permitan recuperar el 85 % como mínimo de estos vapores. Los vapores de gasolina contienen benceno, un conocido carcinógeno, y contribuyen a la formación de ozono troposférico (smog), uno de los contaminantes atmosféricos más nocivos para la salud y el medio ambiente.
La directiva propuesta exigirá la instalación de tecnologías de fase II de recuperación de vapores de gasolina (RVG) en los surtidores de gasolina de todas las estaciones de servicio nuevas o que hayan sido considerablemente renovadas y posean un caudal superior a 500 m3 de gasolina al año. Todas las estaciones de servicio situadas en viviendas o debajo de éstas también deberán instalar este equipo, independientemente de su tamaño. Las estaciones existentes de mayores dimensiones, con un caudal superior a 3 000 m3 al año, tienen de plazo hasta 2020 para aplicar la fase II de RVG. El equipo para la fase II de RVG ya está instalado en las estaciones de servicio de aproximadamente la mitad de los Estados miembros. La directiva propuesta extenderá esta práctica a toda la UE, con la consiguiente reducción de las emisiones.
La propuesta se presentará ahora al Consejo y al Parlamento Europeo para que la examinen en el marco del procedimiento de codecisión.