España atraviesa un momento de alta tensión en materia laboral. El último informe de competitividad global del IMD ha colocado al país en el puesto 40 de 67 economías, la posición más baja desde 2013. A ello se suma un dato preocupante: el nivel más alto de absentismo laboral de toda la Unión Europea, con una media del 7,4% y costes disparados desde 2019, según datos del Banco de España. En este escenario complejo, la propuesta de reducción de la jornada laboral sin pérdida salarial ha encendido las alarmas en el tejido empresarial.
Una medida que inquieta a miles de pymes
Desde AECOC, la asociación que agrupa a más de 34.500 compañías del gran consumo —de las que el 80% son pymes— se ha lanzado un mensaje claro: la medida, tal como está planteada, puede poner en riesgo el empleo y la competitividad de muchos sectores. Las empresas, especialmente las más pequeñas, ven con preocupación la posibilidad de tener que absorber mayores costes laborales en un contexto ya golpeado por la pandemia, la inflación y una presión regulatoria creciente.
Para AECOC, reducir la jornada de forma abrupta y sin diálogo no solo complica la reorganización interna de horarios, turnos y sistemas de trabajo, sino que puede comprometer la viabilidad de muchas empresas. Y, con ello, se pone en riesgo la inversión, la creación de empleo y la propia estabilidad del mercado laboral.
Un llamado al diálogo y a la responsabilidad compartida
Frente a esta situación, AECOC no cierra la puerta al cambio. Al contrario. Tiende la mano al Gobierno para que cualquier reforma se haga con rigurosidad, sentido común y participación de todos los agentes implicados. La asociación insiste en que avanzar en conciliación y flexibilidad horaria es un objetivo compartido, pero debe hacerse teniendo en cuenta la realidad de los sectores y el momento económico del país.
“La diversidad de nuestro tejido productivo exige soluciones adaptadas, realistas y sostenibles”, afirman desde AECOC. Implementar cambios profundos sin medir su impacto ni dar margen de adaptación puede acabar generando efectos contrarios a los deseados: menos empleo, menor productividad y más incertidumbre.
Las empresas agrupadas en AECOC reiteran su compromiso con un mercado laboral que combine progreso social con eficiencia y sostenibilidad económica. Porque el futuro del empleo no se construye desde la imposición, sino desde el consenso y el equilibrio entre derechos, obligaciones y capacidades reales de cada sector.