Europa tiene una oportunidad única para revitalizar su industria automovilística. Según un nuevo informe del grupo ecologista Transport & Environment (T&E), la Unión Europea podría recuperar los niveles de producción alcanzados tras la crisis de 2008 —hasta 16,8 millones de vehículos al año— si mantiene firme el objetivo de que todos los coches nuevos sean de cero emisiones en 2035 y acompaña esa meta con una política industrial sólida.
El estudio sostiene que esta combinación permitiría no solo mantener los actuales niveles de empleo en el sector del automóvil, sino también reforzar su peso económico, con un crecimiento estimado del 11 % hasta 2035. En otras palabras, más vehículos, más empleos y mayor valor añadido, siempre y cuando se mantenga el rumbo hacia una movilidad libre de emisiones.
Objetivos climáticos y política industrial: la fórmula del éxito
El informe plantea dos escenarios muy distintos. En el más favorable, mantener los objetivos de reducción de CO₂ y reforzar las políticas de incentivo para la producción nacional de vehículos eléctricos generaría un impacto claramente positivo. Medidas como apoyar la fabricación de baterías y vehículos eléctricos en Europa, establecer metas de electrificación para flotas empresariales o facilitar el acceso a financiación, son clave para consolidar el liderazgo europeo en movilidad sostenible.
En cambio, si la UE da marcha atrás en su ambición climática o no aplica una estrategia industrial coherente, el impacto sería devastador. Hasta un millón de puestos de trabajo podrían desaparecer y el sector automovilístico europeo perdería 90.000 millones de euros en su contribución a la economía de aquí a 2035.
Para Laura Vélez de Mendizábal, experta en electromovilidad de T&E España, “el éxito de Europa depende del camino que tomen hoy los responsables políticos. Mantener el objetivo de cero emisiones para 2035 junto con políticas industriales y de demanda sólidas es la mejor oportunidad para mantener el empleo y reforzar el valor económico de la industria”.
El informe también subraya que sectores emergentes como el de las baterías eléctricas y la infraestructura de recarga podrían compensar con creces la pérdida de empleos tradicionales. Si se mantiene el rumbo, se podrían generar más de 220.000 nuevos empleos en estos segmentos para 2035, con una producción anual de baterías de hasta 900 GWh y un mercado de recarga que alcanzaría los 79.000 millones de euros.
Organizaciones como E-Mobility Europe, RECHARGE y ChargeUp Europe coinciden en el diagnóstico: la UE necesita avanzar con firmeza. “La carrera global por el coche eléctrico ya está en marcha y Europa no puede quedarse atrás”, señala Chris Heron, secretario general de E-Mobility Europe.
Según los expertos, no se trata solo de proteger el medioambiente, sino de garantizar el futuro industrial del continente. Apostar por el vehículo eléctrico puede ser la clave para que Europa vuelva a encabezar la producción automovilística mundial. Pero para lograrlo, hay que tomar decisiones valientes. Hoy.