Desde comienzos de semana, algunas líneas de TMB en Barcelona ya están luciendo en sus laterales y trasera mensajes ateos, que ponen en duda la existencia de Dios, lo que ha generado un ácido debate en la sociedad nacional, sobre la conveniencia o no de incluir determinados mensajes en estos soportes. La iniciativa nació en Londres, y además de a España, se extiende por otros países. Ayer mismo era la ciudad italiana de Génova la que anunció procederes similares.
Al servicio urbano barcelonés se sumará en breve el madrileño, que ya tiene la luz verde del Comité de Autorregulación de la Publicidad para que dichos anuncios se incorporen a los buses de algunas líneas del servicio. El debate se ha extendido a otras ciudades, y así, en Fuenlabrada se ha puesto remedio antes que llegue la enfermedad, y mensajes alabando a Dios y su existencia ya se pueden contemplar en los laterales de algunos suburbanos.
Asturias y Sevilla también han confirmado, por medio de sus respectivas autoridades competentes, que podrían sumarse a la iniciativa ‘atea’ en breve plazo, mientras que la nota discordante la pone, hasta el momento, la ciudad de Zaragoza, donde su alcalde, el socialista Belloch, no considera apropiado que se publiciten estos mensajes.
Soporte óptimo
En cualquier caso, y más allá de las creencias de cada uno, que son personales y respetables, la lectura que debe sacar el Sector sobre la polémica no tiene que ver con la religión. El simple hecho de que se haya generado debate pone de manifiesto que los buses urbanos son un excelente soporte publicitario, ya que, de no ser así, nadie se habría preocupado tanto sobre los mensajes que porten las flotas. Su elevado grado de incidencia sobre la opinión pública, y el ser un soporte móvil que llega a multitud de personas, ha alentado la polémica, en la misma proporción que refuerza a los buses urbanos como uno de los soportes más rentables a la hora de lanzar mensajes comerciales.