Mientras que dos de los cruceros desembarcaron en el puerto granadino de Motril, desde donde se llevaron a cabo excursiones a Granada y otros puntos, los otros dos pararon en Almería.
El daño económico que ha significado la pérdida de turistas para la región es bastante evidente (se calcula que el gasto diario de cada crucerista ronda los 100 euros), siendo los empresarios de hostelería de los más afectados.
Por su parte, la Autoridad Portuaria de Málaga, que poco pudo hacer frente a la medida de las navieras, cambió el atraque de los buques que por su tamaño y calado podían situarse en los muelles más próximos al centro histórico, para así facilitar a los pasajeros que sí atracaron en el puerto que llegaran al centro más fácilmente.